Rosario, la ciudad de la furia
Edición Impresa | 8 de Octubre de 2017 | 04:50

-Desde afuera se ve una ciudad enferma desde lo futbolístico. ¿Cómo la ves vos?
-Es todo lo bueno con todo lo malo. Es verdad lo de la rivalidad y la presión, como también que el día que salimos campeones había gente a las 4 de la mañana al costado de la calle festejando. Va de blanco a negro, sos el mejor o el peor. En Rosario se vive así. Lo malo es que está empeorando. Todos los que somos de ese ciudad deberíamos trabajar para mejorarlo. Deberíamos salir de esa burbuja negativa. Todo es educación, no pasa por otro lado. En el fútbol juvenil ya se está trabajando
-¿Y quién educa a los hinchas?
-Todos, vos, yo y todos los que estamos cerca del fútbol. Hay que ponerle fin a la violencia no a la pasión extrema. En Rosario todos somos responsables.
-¿Se disfruta un Newell’s-Central adentro de la cancha?
-Si lo ganás, sí. Pero cada día se disfruta menos porque hay una tensión muy grande. Tengo amigos que me decían 15 días antes de un clásico “no puedo dormir”. A nadie le importa el partido previo al clásico. Pero de verdad no le importa a nadie. Es terrible. Así se vive. Esa tensión te desborda muchas veces. Sabés lo que pasa si perdés.
-¿Cómo fue dejar Mónaco para volver a vivir en Rosario?
-Duro. Me costó un año y medio readaptarme. Me costaba salir a la calle. Tardé en sentirme rosarino otra vez.
-Acá dijiste que sos amigo de Mariano Soso y que te pueden ver cenando con él. ¿Podrías decir eso mismo en Rosario?
-Dependiendo quién es el otro protagonista. Deberíamos poder hacerlo y ser nosotros los que cambiemos esas cosas. La verdad no sé si se podría hacerlo en Rosario... Acá es diferente porque ninguno de los dos es referente del club en el que trabaja. Mariano (Soso) estuvo en Mendoza y estaba al tanto de su posible llegada a Gimnasia. En ese momento no sabía nada de Estudiantes... No podemos decir que no somos amigos. Me pareció lo más lógico blanquearlo. Corresponde. El fútbol es resultado, después la vida es otra cosa. Un resultado no cambia la vida, sí un partido de fútbol. Trato de cultivar ese mensaje más allá de que entiendo las pasiones y un montón de cosas.
-¿Volverías a Rosario?
-A vivir sí. A trabajar el tiempo lo dirá.
-¿Cómo entrenador o presidente de Newell’s?
-El otro día lo dije, me gustaría ser presidente más adelante, tengo ese sueño. Pero ahora no es momento. Mi carrera va por otro lado y debería ganarme esa posibilidad. Hoy soy el técnico de Estudiantes y me apasiona, me gusta de verdad. Son etapas y ahora decidí este camino porque me permite desarrollar otras cosas. Estar cerca del césped y del futbolista es inugualable.
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