El Papa comienza su viaje a la ex Birmania, en un clima de fuertes tensiones religiosas
Edición Impresa | 27 de Noviembre de 2017 | 05:02

ROMA
El papa Francisco emprendió ayer su viaje a Myanmar (ex Birmania) y Bangladesh, donde permanecerá hasta el 2 de diciembre y en el que mantendrá reuniones interreligiosas con el telón de fondo de la dura persecución y el drama que afronta la minoría musulmana de los rohinyá.
El vuelo del Airbus A330 de la compañía italiana Alitalia partió del aeropuerto romano de Fiumicino con la delegación vaticana y 69 periodistas a bordo, y se esperaba su arribo esta madrugada.
Entre los miembros de la Curia que acompañan al pontífice se encuentra el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, cardenal Fernando Filoni, así como también un empleado de la tipografía vaticana elegido como en cada viaje para formar parte de la delegación.
Está previsto que, tras el aterrizaje en Rangún, el Papa se traslade a la sede del arzobispado para descansar. Aunque no está previsto nada en agenda para hoy lunes, el pontífice argentino podría sorprender con alguna visita de última hora.
Mañana martes, Francisco comenzará su agenda oficial y se reunirá con el presidente birmano, Htin Kyaw, y con la premio Nobel de la Paz y jefa de facto del Gobierno, Aung San Suu Kyi, en Naipyidó, la capital birmana. En la actual Myanmar, Francisco mantendrá también reuniones con los budistas y celebrará dos misas para la pequeña comunidad católica, que no llega a las 650.000 personas. El 30 de noviembre, el Papa volará hacia Bangladesh para esta segunda etapa de su viaje.
EL CONFLICTO DE LOS ROHINYÁ
El Santo Padre afronta una de sus giras más difíciles en lo diplomático, ya que la ex Birmania es un país acusado incluso por EE UU de estar realizando una “limpieza étnica” contra la minoría musulmana de los rohinyá, a la que discrimina y persigue, lo que ha obligado a cientos de miles de ellos a huir a los países limítrofes.
La semana pasada, los gobiernos de Dacca (capital de Bangladesh) y Naipyidó firmaron un memorando de intenciones que abre el camino para el regreso de los mas de 650.000 desplazados rohinyá, pero sin dar detalles de cómo regresarán ni en qué condiciones, ya que Myanmar no los reconoce como ciudadanos.
La situación es tan delicada que incluso la Iglesia local ha pedido a Jorge Bergoglio que no pronuncie el término rohinyá, a pesar de que el pontífice ya ha denunciado su situación en varias ocasiones, para evitar problemas y brotes de violencia entre los más extremistas.
AGENDA NUTRIDA
Para la pequeña comunidad católica, en tanto, Francisco celebrará misa este miércoles en el estadio Kyaikkasan Ground donde se espera la asistencia de 200.000 fieles procedentes de todos los rincones del país.
El pontífice también se reunirá con el Consejo Supremo de la Sangha de los monjes budistas, un órgano que agrupa a los máximos jefes de la rama budista dominante, en el centro Kaba Aye.
El 30 de noviembre se entrevistará en privado en su residencia en Rangún con el jefe de las Fuerzas Armadas de la ex Birmania, Min Aung Hlaing, un encuentro que no estaba previsto pero que fue aconsejado por la Iglesia birmana.
Ese mismo día, Francisco se reunirá con los jóvenes en la catedral de Santa María. Después se trasladará a Dacca, la capital de Bangladesh, donde en su primer acto acudirá al monumento de los Mártires Nacionales de Savar, en memoria de la guerra de Liberación del país de Pakistán (1971). Es el segundo viaje de un Papa a Bangladesh, después del de Juan Pablo II en 1986, ya que en la visita de Pablo VI en 1970 ese territorio pertenecía aún a Pakistán. (EFE y AP)
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