Volver a empezar, en la relación con Estados Unidos
| 16 de Febrero de 2017 | 02:43

Tejer una relación aceitada con Washington implicará, para el gobierno de Mauricio Macri, desandar un camino que lo había llevado a apostar por la continuidad de los demócratas en la Casa Blanca.
Apenas asumió, Macri privilegió el vínculo con Estados Unidos y se propuso descongelar una relación que se había tensado mucho durante el kirchnerismo. El punto culminante de esa estrategia fue la visita de Obama y su esposa Michelle a la Argentina. Ese viaje sirvió para reforzar una relación privilegiada y entusiasmó al macrismo en el primer tramo de su gestión.
Estimulado quizá por esa relación forjada con Obama, la administración de Macri se jugó, sin disimulo, por un triunfo de Hildlary Clinton. Y muchos creen que en ese rumbo, llegó a extremos innecesarios y a errores diplomáticos llamativos.
Hay que recordar que antes de la elección norteamericana, la canciller Malcorra expresó públicamente su preferencia por Hillary. Pero fue aún más lejos: al conocerse ya el triunfo de Trump, lamentó por Twitter que no hubiera ganado la candidata demócrata. La aconsejable neutralidad en procesos electorales de otros países quedó a un lado.
Con esos antecedentes, remontar la relación con Trump iba a demandar, probablemente, varios esfuerzos.
Una casualidad habría facilitado las cosas: Macri conoce a Trump de “otra vida”, cuando ninguno de los dos -seguramente- imaginaba que volverían a encontrarse como presidentes de sus respectivos países. Como empresarios, exploraron negocios en común y llegaron a compartir algún partido de golf, además de varios almuerzos en Nueva York. Aquel lejano vínculo personal habría acortado distancias y facilitado un acercamiento que, de lo contrario, quizá habría demorado más.
La de ayer fue la segunda vez que Macri habla con Trump desde que el republicano ganó las elecciones. El Gobierno se ocupó de remarcar que fue el norteamericano el que llamó para hablar con el Presidente y que el propósito era invitarlo a una visita de Estado a la Casa Blanca. No parece un gesto menor.
Argentina atravesó durante los doce años del kirchnerismo un periodo de tensiones y frialdad con Washington. Hubo varios episodios traumáticos que complicaron la relación. Tanto Néstor como Cristina Kirchner optaron, además, por un alineamiento internacional que conducía, inexorablemente, a un distanciamiento de Estados Unidos. Macri se propuso dar vuelta esa ecuación.
En el primer año de gestión de Cambiemos, los vínculos se aceitaron y empezó a fluir una nueva relación con Washington . Pero se produjo la apuesta fallida por la candidata demócrata, y asomaron nuevos interrogantes.
La perspectiva de una visita a Washington del presidente Macri parece abrir ahora una nueva etapa, ya con Trump en el poder.
El controvertido mandatario norteamericano quizá necesite tejer algunas alianzas después de haber protagonizado conflictos de todo tipo con gobiernos extranjeros. ¿Estaría decidido a privilegiar la relación con Argentina en detrimento de Brasil? Es una pregunta que por ahora no tiene respuesta definitiva.
Nuestro país, mientras tanto, espera que un vínculo aceitado con Washington facilite la llegada de inversiones y allane el camino para acceder al financiamiento internacional. Cuando ayer sonó el teléfono, esa expectativa quizá se haya visto reforzada.
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