De mal en peor
Edición Impresa | 5 de Marzo de 2017 | 05:00

Por Eduardo Tucci
Ya poco importa saber quién es quién en esta lamentable batalla de todos contra todos que vienen librando los responsables de conducir el fútbol argentino. Ni hasta dónde llegan los caprichos de Sergio Marchi ni qué persiguen Daniel Angelici de un lado y Rodolfo D’Onofrio del otro. Todo ha quedado absolutamente superado por el accionar de quienes han montado un escenario en el que los principales actores son la ineptitud y la fragilidad de ideas.
Sin presidente, sin contrato de TV, con las canchas vacías y selecciones juveniles en llamas, la AFA ofrece la imagen más patética. Si algo faltaba era este conflicto que llevó a situaciones impensadas como la de llegar al día del reinicio del torneo sin saber qué iba a pasar, o de planteles que viajaron “por las dudas” para jugar partidos que no estaban confirmados. Mientras algunos dirigentes amenazaban con poner juveniles, otros apelaban a ingenierías financieras para que la pelota vuelva a rodar. Nada funcionó.
El paro, en definitiva, encierra un reclamo económico -hay clubes que deben varios meses de sueldo a sus profesionales-, pero también tiene un costado político: Sergio Marchi debió pelear durante varias horas con sus afiliados el jueves a la noche para ratificar la medida de fuerza que no era aceptada por la totalidad de los futbolistas. Algunos jugadores estaban a favor del paro, otros no querían saber nada.
Cada uno intentó jugar su propio partido olvidándose por completo de lo más importante: normalizar la actividad. La AFA buscó reinstalar su autoridad con un comunicado en el que amenazó a los clubes con la pérdida de puntos en caso de no presentarse a jugar el fin de semana, el gremio intentó sumar más poder mientras los dirigentes profundizaron una interna feroz que arrancó el día del histórico papelón de la asamblea empatada y parece no tener fin. En ese marco, los directivos hasta se dieron en lujo de reactivar viejas peleas cuando Angelici y D’Onofrio se acusaron mutuamente por los episodios que rodearon la tristemente célebre “noche del gas pimienta” en la Bombonera.
El paro encierra un reclamo económico, porque hay clubes que les deben varios meses de sueldo a sus profesionales, pero también tiene un costado político
Los archivos dicen que la última vez que se jugó en forma oficial fue el 19 de diciembre cuando Quilmes derrotó 1-0 a Temperley y Tigre empató sin goles con Atlético Tucumán. Al día siguiente el Ascenso y, poco después la Primera División, se declararon en estado de alerta y ante la falta de dinero empezaron a negociar los derechos de TV. Desde entonces hasta estos días los únicos que se salvaron fueron los amistosos y las copas de verano en medio de una guerra sin cuartel.
Como telón de fondo la incertidumbre del público por saber qué pasaría aún pocas horas antes del reinicio del Campeonato. “No se entiende lo que pasa en el país de Messi y Maradona”, dijo el corresponsal de la BBC en Argentina. Nosotros tampoco.
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