El ruego de un hombre al que le robaron $ 600 mil: “Mátenme, ya me arruinaron”

En la soledad de una hectárea entera, el dueño de un salón de fiestas y su esposa fueron maniatados y amenazados durante un tiempo que pareció eterno, de “casi cuatro horas”, según pudo calcular él. Los ladrones sabían que ahí había una caja fuerte y no se apuraron en encontrarla. “Tenemos todo el tiempo del mundo”, le espetaron en plena madrugada.

Eran las 0.30 de ayer. Alfredo Ortega (67) y su mujer Maria Hilda dormían en un cuarto de su casa, ubicada en el mismo predio donde funciona su local de eventos, en 32 entre 151 y 152, del barrio Malvinas.

Dos delincuentes armados fueron los que entraron en el predio por un sector trasero, mientras otros dos esperaban afuera. Luego de treparse por una escalera, de romper un vidrio y de abrir una puerta, sorprendieron a la pareja en la cama.

“Me desperté y les vi las caras. En ese momento uno no sabe qué puede estar pasando, ni si podía ser en chiste”, reconoció Alfredo, en diálogo con EL DIA.

A él lo sacudieron tomándolo de los brazos y le ordenaron quedarse callado. “Tranquilo, viejo, que no te vamos a hacer nada”, le anticiparon los intrusos.

atados con corbatas

En rigor de verdad, lo que sí le hicieron fue atarlo de pies y manos con corbatas. Luego repitieron la maniobra con la mujer. La pareja se salvó de los golpes.

“Tenían toda la casa a disposición”, afirmó Alfredo, sobre algo que para los delincuentes estuvo claro desde el primer minuto. Entre tanta búsqueda, ubicaron lo que de verdad los desvelaba: una caja fuerte repleta de dinero.

Cuando no pudieron abrirla -y las víctimas alegaron no tener la combinación-, los ladrones optaron por la fuerza bruta.

Con una amoladora que había en la casa, destrozaron el cofre para poder vaciarlo. Adentro estaban todos los ahorros de Alfredo, sumados a dinero que había obtenido de la venta de un auto importado y de un tractor, según contaron fuentes del caso.

Eran, en total, 600 mil pesos, si se incluyen los 150 mil en moneda nacional y los 28 mil dólares que había atesorados.

“no matamos a nadie”

“Ya está, ¿por qué no me matás después de esto? Me dejás arruinado”, fue la triste súplica de Alfredo, cuando vio que todo su capital se iba en manos ajenas.

“Nosotros no matamos a nadie”, fue la respuesta seca que obtuvo.

Que el robo haya durado casi cuatro horas tuvo que ver con varios motivos. Primero, por la búsqueda de la caja fuerte y la tarea por desmantelarla.

Otro factor fue que se comenzaron a llevar todos los objetos de valor que iban encontrando a su paso. La metodología que usaron fue la de ir cargando cada elemento hasta el alambrado perimetral. Por un hueco que abrieron allí, hicieron un pasamanos con los otros asaltantes que esperaban del lado de afuera.

Un microondas que quedó tirado en el medio del pasto fue el indicio que, a la postre, ayudó a la policía y a las víctimas a ubicar el sector por el que se filtraron.

Los primeros agentes en llegar arribaron al predio cerca de las 5 de la madrugada. Alfredo y su mujer estaban devastados por el cansancio y por las pérdidas importantes que padecieron.

En las horas siguientes se activó una investigación sobre lo sucedido, en la que se procura identificar a los delincuentes.

A contramano de lo que se podría sospechar, Alfredo expresó que, para él, los ladrones no llegaron guiados por el dato de un entregador. En cambio, se lamentó por un nuevo episodio de inseguridad, el segundo en ese predio de fiestas y uno más entre los que sufrió en distintas situaciones.