Un zapatazo notable de Rinaudo le permitió sumar otra alegría
Edición Impresa | 18 de Abril de 2017 | 03:03

Por NICOLAS NARDINI
COMENTARIO
La victoria de Gimnasia fue incuestionable. Superó por la mínima diferencia a su rival, pero tuvo una tarea sólida y confiable en todas las líneas, producto de la cual jamás puso en riesgo el triunfo que terminó consolidando tras el soberbio zapatazo de Fabián Rinaudo, que con un disparo notable fue el autor de la conquista que le permitió al triperío empezar con una sonrisa dibujada de oreja a oreja la semana laboral.
Sin un fútbol de alto vuelo pero consolidando una estructura de equipo sólida, este Lobo de Alfaro hace ya ocho partidos que no pierde e ilusiona a su gente con llegar lo más lejos posible. En la tarea colosal de Rinaudo y en el fútbol de Alemán, pilares de la victoria, Gimnasia volvió a sumar de a tres y se sacó de encima un partido que fue mucho más que un trámite.
La actitud de Gimnasia desde el vamos fue de búsqueda clara de protagonismo. A diferencia de lo que se presagiaba en la previa, los de Mar del Plata no salieron a copar la parada en la zona media. El Lobo forzó el mal manejo de la visita a partir de una interesante presión en la contención. Allí, gracias a una inconmensurable producción de Rinaudo, fueron muchas más las ganadas que las perdidas para los mens sana.
Fue una noche redonda para el equipo tripero. No brilló, pero ganó, sumó de a tres y, otra cuestión para poner en valor, es que no sufrió
Desde la usina de fútbol que fueron Rinaudo y Alemán, creció el resto del equipo. Carrera influyó positivamente por la banda izquierda e Ibáñez, aunque en menor medida, por la izquierda. De todos modos, la mayor gravitación fue la producida por el uruguayo, que como enlace supo hacerle mucho daño a los hombres del Tiburón, a espaldas de los volantes centrales que llegaron desde la Feliz.
El único dolor de cabeza, en el acto inicial, se centró en los dolores de cabeza que ocasionaron para los triperos los pelotazos cruzados a espaldas de Oreja y de Licht. De hecho, el Bochi sufrió ante la velocidad de Bandiera, que lo desbordó muchas veces en velocidad, aunque luego, para beneficio mens sana, no supo resolver de manera positiva.
Cuando el Lobo se dispuso a manejar la pelota, se vio lo mejor del equipo de Alfaro, porque tuvo una virtud crucial para este fútbol alocado: la paciencia. Cuando no supo cómo entrar por un costado, en lugar de empecinarse, volvió a empezar y procuró arrancar por el otro. El balón fue y vino tantas veces como fue necesario para encontrar la mejor variante para hacerle daño a su oponente.
En el minuto 31 de ese primer tiempo, fue justamente uno de los mejores hombres del Lobo el que logró, con un disparo notable, romper la paridad. Rinaudo recuperó el balón y, tal como antes Quilmes semanas atrás, clavó un disparo notable en el ángulo superior derecho de Campodónico el que estableció el que, en definitiva, fue el único alarido en la noche del Bosque. El gol, de gran factura por cierto, lo anotó quien, por sobre todas las cosas, más lo mereció por la notable producción en base a un esfuerzo físico y táctico colosal.
LO AGUANTO PERO SIN SUFRIR
Fiel al estilo que más le gusta, Gustavo Alfaro apostó otra vez por sostener el resultado más que por ir en procura de ampliar el marcador. Eso sí, la gran diferencia en comparación con lo que había ocurrido una semana antes ante Temperley, fue que esta vez no necesitó sufrir. Si contra el Gasolero Martín Arias fue figura indiscutida, anoche el arquero no tuvo casi trabajo, le llegaron poco y nada. Y eso, está claro, habla muy bien del sólido trabajo del bloque defensivo central, que incluso supo subsanar algunos problemas evidenciados en las bandas, donde Licht sufrió a sus espaldas y Oreja alternó buenas con malas.
El convertido anoche fue el segundo gol de Rinaudo en el presente torneo, antes le había marcado a Quilmes
El ingreso en el complemento de Sebastián Romero le dio al equipo ese volumen de juego fundamental para tener la pelota y evitar, de ese modo, que la visita se agrande y le pueda tirar el camión encima.
¿Qué le faltó al equipo para redondear una producción casi perfecta? Liquidar el trámite. Gimnasia no supo aprovechar el hombre de más que tuvo durante buena parte del partido. O no se animó o no supo encontrar el modo de hacer valer la supremacía ante un fondo que, además, siguió marcando con tres hombres en el fondo, en una apuesta casi suicida que los mens sana no supieron aprovechar para golear.
Facundo Oreja fue amonestado, y como sumó la quinta tarjeta amarilla, no podrá ser parte del conjunto albiazul que el próximo fin de semana visitará a Rosario Central en el Gigante de Arroyito
Fue una noche redonda para el equipo tripero. No brilló, pero ganó, sumó de a tres y, otra cuestión para poner en valor, no sufrió. Jamás pareció haber estado en riesgo la victoria. El Lobo suma y sigue. Y sueña con estar en las copas en la próxima temporada.
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