Piel grasa y aceites naturales, una muy buena combinación

Edición Impresa

Cada vez se usan más los aceites para darle a la piel del rostro su equlibrio natural. Pero quienes tienen pieles grasas dudan de aplicárselos.

Existen grandes diferencias entre el origen de los aceites para la cosmética. Por un lado están los aceites minerales, derivados del petróleo, que suelen ser efectivos en pieles extremadamente secas, pero que forman una película sobre la superficie que hace que los poros se obstruyan y que aparezcan impurezas o granitos. Por eso no se aconsejan para pieles mixtas u oleosas.

Pero por otro lado están los aceites vegetales, entre los que se encuentran los botánicos -extraídos de raíces, tallos y semillas de plantas- y los esenciales destilados de flores, hojas y frutos y que, además, son aromáticos.

Si la elección del producto es la adecuada, lejos de engrasar la piel, el aceite facial no deja residuo en la superficie. Por eso es que las pieles grasas pueden utilizar aceites faciales siempre que contengan componentes naturales.

Un detalle importante a tener en cuenta es la cantidad que se aplica: basta y sobra con unas cuantas gotas y esa es la razón por la que los aceites faciales vienen en goteros aplicadores que ayudan a regular la dosis de producto que se va a utilizar.

Utilizar aceites faciales permite equilibrar la hidratación/producción de sebo, lo que reduce la cantidad de grasa que genera la piel.

El aceite de lavanda es un antiséptico natural que actúa contra la bacteria del acné. Es también regenerador y anti inflamatorio.

El de onagra es hidratante, y disuelve el exceso de sebo de los poros. Otra opción es el de geranio, que limpia, astringe, es antibacterial y regenerador.

El de jojoba regula la producción de grasa, es regenerador y posee vitaminas y minerales.

En el caso del aceite de árbol de té, sirve como antibacterial, antiséptico y antifúngico.

El de avellana es de textura ligera, se absorbe con rapidez, regula la producción de sebo y, al mismo tiempo, mantiene una buena hidratación.

Los aceites de limón y naranja poseen un elevado contenido en vitamina C, ideales para limpiar la piel en profundidad y reducir el exceso de sebo. Son además muy buenos astringentes que ayudan a combatir el acné y desechan todos aquellos agentes externos que provocan la formación de puntos negros, granos, etc.

Por último, el aceite de manzanilla limpia, tonifica y suaviza la piel.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE