Entre la cautela de Alfaro y la impotencia dentro de la cancha

Antes los dardos iban para Troglio que hace un año ya no está. Pasan los técnicos y Gimnasia no le puede encontrar la vuelta

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Por WALTER EPISCOPO
ENFOQUE

No hay caso. Gimnasia no puede ganarle al rival de toda la vida. Desde febrero de 2010 que no puede hacerlo por torneos oficiales. ¿Y ahora qué culpables se van a buscar? ¿Hacia adónde irán los dardos y dedos acusadores? Pedro Troglio, que parecía el “gran” problema en los clásicos hace un año que ya no está. ¿Y? ¿Cambió algo? No, por que Gimnasia sigue sin poder ganarle a Estudiantes.

Ni los vertiginosos equipos de Troglio antes que iban e iban como locos, ni ahora la excesiva cautela de Gustavo Alfaro pudieron romper esta racha adversa sin poder ganarle al Pincha.

LOS MOMENTOS Y LAS HERENCIAS

La década del noventa y el comienzo de los dos mil, mostró a un Gimnasia ganador netamente. Allí la supremacía era albiazul, ante Estudiantes que sufría los clásicos. Pasaban los técnicos, los jugadores y no había caso, no podía cortar la hegemonía Tripera, y el historial se había empardado.

Pero, eso se terminó a mediados de los dos mil, donde los albirrojos comenzaron a imponerse, y desde entonces poco ha podido hacer Gimnasia contra esto.

Todos los jugadores y entrenadores quieren ganarlo (de los dos lados), eso está claro, pero el tema está en qué poner, cómo hacerlo y la inteligencia para llevar a cabo esto. Y no hay dudas, además, cuanto más va pasando el tiempo, las rachas adversas pesan más.

¿Tienen la culpa pibes como Martín Arias, Guanini o Ramírez de esta herencia? O el propio Fito Rinaudo, que parece ser el único héroe en este lío.

Y seguro que Lucas Licht lo quiere ganar, por que de hecho ya sabe lo que es ganar un clásico. Como Chirola o Lobos.

Todo es cuestión de actitud. Todo está en la cabeza. En la confianza. Sin dudas. Por que en 2010 Gimnasia ganó un clásico en el Bosque teniendo en el banco a un entrenador que nada tenía que ver con el Club como Diego Cocca, y que quedará en el recuerdo solamente por haber ganado ese clásico, nada más.

Alfaro pecó de cauteloso, no solo ayer, sino en partidos anteriores donde el Lobo regaló tiempos enteros ante rivales a los que respetó demasiado. Con Racing en la fecha anterior y ayer, el primero por ejemplo. También con Ponte Preta entresemana por la Copa Sudamericana.

Alfaro creería que debía jugar de esa manera por que con este plantel podía jugar así, tomando demasiados recaudos para defender el arco propio. Alguna vez, Pacho Maturana dijo, “con limones, hago limonada”. Y tal vez Alfaro sentía eso.

La realidad es que Gimnasia no venía jugando bien, aún cuando ganaba. Lo salvaban arrestos individuales, pero no gustaba. Esa es la verdad. Al hincha no le gustaba para nada, pero como ganaba...

Las individualidades se han caído notablemente y no alcanzan las atajadas de Martín Arias o el despliegue de Rinaudo. Estudiantes ayer le volvió a ganar, y lo hizo con muy poco.

Como ante Racing o Ponte Preta, el Lobo cuando se animó y atacó, y tuvo rebeldía, arrinconó a su rival, que ayer terminó pidiendo la hora. Pero claro, ya era tarde.

Solamente con oficio, los de Vivas se quedaron con los tres puntos y el festejo.

Por eso será momento de una profunda autocrítica puertas para adentro, por que antes fue Troglio (a quien el grupo “bancaba a morir”), y ahora fue Alfaro (cuya relación con el plantel se había desgastado).

La pregunta, utilizando una frase popular entonces es, ¿muerto el perro, se acabó la rabia?

Troglio está en Perú, Alfaro ya no estará en Abasto, por lo que los que deberán sacar esto adelante son los jugadores. No hay otra, y como profesionales que son, lo saben muy bien.

Nada es para siempre y las rachas están para cortarse. Solo queda arremangarse, trabajar y seguir adelante para tratar de sumar la mayor cantidad de puntos posibles en estos seis partidos que quedan, y poder cumplir la meta, de volver a meterse en una copa internacional.

 

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