José Palazzo Bilbao

Su fallecimiento

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Abogado de una extraordinaria capacidad de trabajo que logró congeniar en la agenda cotidiana la función pública y la labor del ámbito privado; reconocido por sus valores solidarios, su carácter amable y su espíritu bromista, falleció, a los 90 años, José Palazzo Bilbao, quien deja entre los suyos el valioso legado de los hombres de bien.

José Gerardo Palazzo Bilbao había nacido el 29 de diciembre de 1926 en La Plata. Hijo mayor de Saverio Palazzo -dedicado al negocio de la carne- y María Luisa Bilbao, creció junto a sus hermanos Josefa, Mirabel, María Luisa y Carlos Saverio. Toda su formación fue en instituciones de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), pues completó el nivel primario en la Escuela Anexa; el bachillerato (se adelantó como alumno libre y pasó directo de 6º grado a segundo año) en el Colegio Nacional; y por sus condiciones destacadas para el estudio ingresó, después de cumplir con el servicio militar en Zapala, a la facultad de Derecho, y aunque a la par de la vida estudiantil cumplía tareas en un juzgado, en cinco años consiguiógraduarse.

Tras un tiempo de ganarse la vida, ya como letrado, en la Legislatura, accedió a un cargo administrativo en la Asesoría General de Gobierno. Multifacético, combinó durante décadas el desempeño en el organismo provincial con su presencia, casi diaria, en estudios jurídicos de esta ciudad, Wilde y el centro de Avellaneda. Se dedicó, al mismo tiempo, a la actividad agropecuaria en campos de Lezama y Jeppener heredados de sus mayores. Dentro de esa faena tan especializada integró, junto a sus hermanos, entre 1958 y 2000, la sociedad Hijos de Saverio Palazzo.

Con todo, se hacía de un tiempo para la ayuda al prójimo. Formó parte de la Cruz Roja Argentina, primero como presidente de la filial local de la entidad internacional, y luego en el rol de vicepresidente de la institución a nivel nacional. Representó, incluso, a la organización, en un congreso que tuvo lugar en Suiza.

Se jubiló, después de una extensa trayectoria, como sub asesor en la Asesoría General de Gobierno.

Contrajo matrimonio con Ana María Cardozo, y con ella constituyó una familia proyectada en dos hijos, Fernando y Augusto, ambos veterinarios. Sus dos nietos, Francisco y Fernando, fueron su máximo orgullo, lo que se coronó en los últimos meses con la inminente graduación en Derecho de los dos jóvenes.

Palazzo Bilbao fue dueño de una personalidad atractiva; era alguien a quien se respetaba y se hacía querer a la vez. Muy sociable, de conversación tanto amena como lúcida y esclarecedora según la ocasión, hacer chistes fue uno de sus rasgos más característicos. Padre y amigo al que se recurría cuando se necesitaba un buen consejo, cosechó innumerables vínculos que mantuvo como lo más sagrado.

Entre sus más grandes pasiones, Estudiantes ocupó, asimismo, un lugar privilegiado.

 

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