Ser o no ser

El bahiense se tomará un tiempo para comunicar la decisión sobre su futuro en el básquet

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“Manu, Manu, Manu...” Se escuchó cuando, en el último cuarto del partido entre San Antonio Spurs y Golden State Warriors, Emanuel Ginóbili fue sustituido.

Entonces ya estaba consumada la derrota de los Spurs ante los Warriors, resultado que selló en 0-4 la serie final de la Conferencia Oeste de la NBA. Sin embargo, la gente gritaba el nombre de quien ya es una leyenda del básquet internacional.

No era una noche cualquiera. La derrota pareció indicar que llegó el momento del adiós para un jugador que ha triunfado durante 15 años en la mejor liga de básquet del mundo.

Por eso mismo la derrota quedó en un segundo plano. Para los simpatizantes de San Antonio lo importante fue despedir a su legendario número 20, un jugador único, inconfundible, que en julio cumplirá 40 años de edad.

“Fue muy raro, te avasalla. A uno lo emociona y conmueve”, dijo Ginóbili, luego de no haber podido ocultar sus ojos vidriosos al salir de la cancha.

“No sé si me quisieron retirar, yo no lo anuncié. Me dio un golpe de realidad. Sigo sin decidirlo. Fue impactante y emocionante, lo valoro mucho. No pasa muy seguido. Y cuando a uno le pasa y no lo espera, mueve un montón de cosas”, agregó el bahiense.

Manu dijo que todavía tiene la opción de seguir jugando, pero que la alternativa de ser papá “a tiempo completo” y viajar le resulta igual de atractiva.

Ante la posibilidad de que se retire, ninguna de las 18.466 personas que lo alentaron en el AT&T Center, de San Antonio, e incluso su propio entrenador, Gregg Popovich, quisieron dejar pasar la oportunidad rendirle un merecido homenaje.

Ginóbili llegó a la NBA en 2002, tres años después de haber sido seleccionado en el puesto 57 del draft y luego de triunfar en el básquet de España e Italia.

Su aterrizaje en San Antonio generó algunos signos de interrogación, pero en cuanto saltó a la cancha comenzó a dejar la marca de su juego, desde el acierto de sus tiros de larga distancia hasta su particular manera de atacar el aro.

A eso le sumó su inteligencia en la zona del ataque y su eficacia a la hora de defender.

En su primer año obtuvo el anillo de campeón, título que repetiría en otras tres ocasiones.

“Obviamente ha sido un grande para el básquet, un grande para la NBA y un grande para los Spurs”, dijo Stephen Curry, la estrella de los Warriors.

“Muchos de nosotros crecimos viendo a Manu y respetando su juego”, agregó Kevin Durant, “por lo que jugar contra él, haber tenido las batallas año tras año, ha sido realmente épico”.

Junto al hombre de Islas Vírgenes Tim Duncan -ya retirado- y el francés Tony Parker, Ginóbili formó parte del trío más ganador de la historia en las series finales de la NBA.

“Si la potencia en ataque de Duncan fue la columna vertebral y Parker el corazón, entonces Ginóbili fue el alma de los Spurs”, escribió el periodista estadounidense Fran Blinebury en su artículo para el portal oficial de la NBA en el que hace referencia al legado del jugador bahiense.

Por esa razón, Popovich tuvo un gesto final para quien ha sido su fiel servidor.

“Decidimos ponerlo de titular por una cuestión de respeto. Antes del partido pensas si puede o no ser su último partido y no quería perder la oportunidad de honrarle delante de nuestros hinchas por su falta de egoísmo durante estos años”, afirmó el entrenador.

“Lo que quiero decir es que él es un jugador que va a estar en el Salón de la Fama y que me ha permitido sacarle desde el banco desde (...) la última década o algo así, porque eso nos podía hacer mejor equipo”, rubricó Popovich.

La última vez que Ginóbili había formado en el quinteto inicial había sido el 24 de marzo de 2014.

A todo esto, el brasileño Oscar Schmidt, el mayor anotador en la historia del básquet en el mundo con cerca de 50.000 puntos, reconoció en una oportunidad que Ginóbili es “quizá el mejor jugador latinoamericano de todos los tiempos”.

Schmidt, quien ingresó al Salón de la Fama de la NBA en 2013 pese a no haber jugador nunca en dicha liga. no sólo resaltó lo hecho por el argentino a nivel de clubes, sino lo que alcanzó con la “Generación Dorada” del básquet nacional.

Puede que Ginóbili se tome unos días, tal vez semanas o incluso un mes para anunciar lo que hará en su futuro, pero hasta que eso ocurra, el básquet le brindó una despedida a su altura.

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