La cara oscura de la risa: cuando es síntoma de distintas patologías

Aunque la auténtica fortalece el sistema inmunológico, la inmotivada puede anunciar diversas enfermedades

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Los beneficios de la risa son conocidos por la ciencia y su impacto positivo sobre el sistema inmunológico derivó en que hasta se utilice como terapia para mejorar la salud de los enfermos. Sin embargo es un fenómeno poco estudiado, y uno de los costados en los que en los últimos tiempos están poniendo el foco los expertos, es en su relación con algunos trastornos mentales y neurológicos. Los especialistas han notado que algunas risas inmotivadas e inoportunas pueden ser indicios tempranos de enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer, algunos tipos de demencia senil e incluso la esquizofrenia.

Por supuesto que ese foco no apunta a la risa más habitual, que es la espontánea, esa cuyos beneficios sobre la salud ya están comprobados, sino a tipos de risas anómalas, que aparecen en momentos inoportunos y sin motivo aparente.

En el estudio “Los beneficios terapéuticos de la risa en la salud mental: una revisión teórica”, recientemente publicado en el Journal of Experimental Medicine, se clasifica a la risa en cinco tipos: auténtica y espontánea, simulada (falsa), estimulada (la que provocan las cosquillas), inducida (por drogas) y patológica.

Al detenerse en este último renglón, indican que la risa patológica deriva de lesiones secundarias en el sistema nervioso central que pueden ser provocadas por varias enfermedades neurológicas temporales o permanentes y pueden ocurrir con ciertos trastornos psiquiátricos.

El estudio fue realizado por un investigador de la Universidad de Seúl, que definió las características de la risa patológica. Es aquella que se desarrolla sin ningún estímulo específico, que no está conectada con los cambios emocionales, en la que no hay control voluntario de su duración, intensidad o expresión facial, y en algunas ocasiones viene acompañada de “llanto patológico”.

Para los científicos la risa también puede ser síntoma de trastorno neurológico y revelar un accidente cerebrovascular, alguna forma de demencia o el llamado síndrome pseudobulbar, una condición que puede provocar una risa incontrolable o un llanto igualmente fuera de control. Este síndrome puede estar asociado a una lesión cerebral traumática relacionada con enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la esclerosis múltiple.

Uno de los estudios que busca indagar en el lado oscuro de la risa destaca que un sentido del humor retorcido, unido a la risa en momentos inadecuados, podía ser un síntoma temprano de demencia.

Por otra parte hay trastornos específicos vinculados a la risa que fueron identificados por los expertos.

Entre ellos destacan la gelotofobia, que es el miedo intenso a que se rían de uno. Su opuesto es la gelotofilia, un trastorno propio de quienes disfrutan de que se rían de ellos. Por último distinguieron también otro trastorno llamado catagelasticismo, que es el que padecen quienes obtienen un placer patológico de reirse de los demás.

Los especialistas que estudiaron estos trastornos también destacaron que uno de los que tiene las peores consecuencias es la gelotofobia, que se vincula a la fobia social y a la depresión.

 

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