De empleados de limpieza a camilleros: el conflicto tras la mugre en los hospitales
Edición Impresa | 30 de Julio de 2017 | 04:56

Por NICOLAS MALDONADO
Con la mitad del personal de limpieza que tenían en 2013 cuando la gobernación de Scioli resolvió estatizar este servicio, los hospitales provinciales han venido cayendo durante los últimos años en una situación de abandono cada vez mayor. El cambio de modalidad y la falta de políticas para sostenerlo fueron deteriorando las condiciones de higiene hasta llegar hoy a un punto que resulta alarmante incluso para los paradigmas médicos de hace un siglo atrás: ratas a metros de salas de internación, residuos sanitarios desperdigados en pasillos, restos de comida pudriéndose junto a servicios para pacientes de alta complejidad…
Mientras la medicina se impone cada año metas más estrictas, protocolos más minuciosos, normas de control más exigentes para erradicar las infecciones intrahospitalarias y evitar que la gente se muera por falta de asepsia, en los hospitales bonaerenses uno puede encontrarse hoy con gatos sueltos o huesos de pollos tirados en el piso; y lo más penoso, médicos y pacientes caminando entre ellos con total resignación. Y es que ése es precisamente el efecto del abandono que vienen sufriendo los hospitales desde hace años –comentaba un jefe de sala con treinta años de servicio en el sistema de salud-, “la sensación de que no se puede hacer nada: de que la mugre es lo normal”.
Prueba de este contrasentido es lo que pasó hace unas semanas en la Unidad de Trasplantes de Médula Ósea del Hospital de Niños, un servicio que constituye un orgullo para la Ciudad. En medio de una falta de higiene desbordante, sus responsables tuvieron que implementar barreras extraordinarias de accesibilidad para poder seguir operando. “Estamos en una sala recién inaugurada con aire filtrado y personal de limpieza especial, pero al lado nuestro está lleno de basura. Tuvimos que empezar a exigir a la gente que no entre a la sala sin botas para evitar la contaminación -reconoce la jefa del equipo, la doctora Alcira Finn, para quien la situación es realmente absurda: “se gasta muchísimo dinero en antibióticos carísimos y no empezamos por lo más simple, que es limpiar bien”.
CoMO ARRANCo
El problema, como se dijo ya, arrancó en abril de 2013 cuando el entonces ministro de Salud Alejandro Collia puso en marcha la estatización del servicio de limpieza en los hospitales bonaerenses, incorporando cientos de empleados del sector privado a la órbita estatal. La medida, que había sido impulsada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), apuntaba a mejorar las condiciones de trabajo de una gran masa de personal reduciendo a su vez un importante costo para el gobierno provincial. Sin embargo el primer efecto que tuvo fue otro: como la misma cantidad de empleados pasaron de trabajar ocho horas diarias a seis, la higiene de los hospitales comenzó a resentirse.
Con todo, ése no fue el único efecto. “Si bien la limpieza nunca había sido ideal, hasta ese momento existían ciertos mecanismos de control que garantizaban que el sistema funcionara más o menos bien: había un libro de quejas, podían aplicarse sanciones y, si el personal faltaba, la empresa se ocupaba de mandar reemplazos. El desastre arrancó cuando esos mismos trabajadores, que sin duda estaban precarizados y mal pagos, pasaron a manos del Estado –cuenta el mismo jefe de sala-: no sólo empezaron a rajarse y a faltar cada vez más seguido sino que tampoco se podía tomar medidas contra ellos sin tener al otro día a los gremios tocando el bombo en el hall”.
A su vez, los planteles de limpieza con los que contaban hasta entonces los hospitales bonaerenses comenzaron a achicarse cada vez más. Como coinciden en relatar tanto representantes gremiales como de entidades profesionales, la escasez de personal en otras áreas de los mismos hospitales y el congelamiento de nombramientos produjo una desvirtuación de los cargos de limpieza. Un poco por “acomodamientos” y otro por necesidad, muchas de las personas que se ocupaban de la limpieza pasaron informalmente a convertirse en camillleros, administrativos, personal técnico sanitario o a realizar un sinfín de otras tareas. Sin nuevos nombramientos, el cambio de funciones de unos y las jubilaciones de otros condujeron a que el personal de limpieza se redujera en cuatro años a la mitad.
“FALTA PERSONAL”
“El problema que estamos teniendo con la limpieza es el mismo en todos los hospitales bonaerenses, y si bien lo más fácil es decir que el servicio no funciona bien porque se lo estatizó hay que preguntarse por qué”, dice Eliana Aguirre, la delegada de ATE en el Hospital de Niños, para quien el problema no empezó con la estatización sino con otra medida adoptada tres meses: el congelamiento de las vacantes en la administración pública provincial. “Si los compañeros de limpieza no hubieran pasado a realizar funciones de camilleros, mantenimiento, lavadero y otros servicios generales donde el personal se fue jubilando sin que se lo reemplazara, muchos hospitales hoy no podrían funcionar. Porque es cierto que no se puede trabajar en un hospital sucio, pero tampoco se lo puede hacer en uno donde no hay quién traslade a los pacientes o no tenga sábanas limpias para los quirófanos”, señala la representante gremial.
Lo mismo explica Juan Porto, secretario de la Asociación de Profesionales de la Salud en el Hospital San Martín. “Es verdad que muchos cargos de limpieza se desvirtuaron, pero la clave de eso fue la falta de personal. Así como falta personal de limpieza, faltan camilleros, enfermeros, administrativos, profesionales…. la gente se ha ido jubilando o muriendo y no nombraron a nadie en su reemplazo, por lo cual cada vez se trabaja con menos personal”, cuenta el médico al explicar que de los cerca de 120 empleados de limpieza que se estatizaron quedan hoy menos de 60 limpiando el hospital y que “algunos de ellos se ocupan de hasta tres salas por día, algo que no deberían hacer”.
Desde el ministerio de Salud bonaerense, el secretario de Atención de la Salud, Leonardo Busso, reconoce que gran parte del problema de higiene obedece a la escasez de personal en esta área. “El año pasado no pudimos hacer incorporaciones por un tema presupuestario pero además porque queríamos conocer bien la dotación real: figuraba un montón de gente en limpieza que en realidad estaba cumpliendo otras funciones, mayormente administrativas. Este año ya tenemos autorizados 370 empleados para servicios de limpieza, 35 de los cuales están destinados al Hospital de Niños y otros 30 para el Korn; y se realizó una licitación importante de equipamiento de limpieza que está a punto de hacerse efectiva. De todas formas no es la intención quedarse ahí –adelantó el funcionario-. La idea es también capacitar a la gente y fortalecer los controles de asistencia porque se trata de un área donde se ha detectado un problema de inasistencia muy importante que es necesario revertir”.
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