Un grave antecedente, la epidemia de 1871

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Fernando Del Corro
Historiador, periodista

La fiebre amarilla tiene un grave antecedente en la Argentina en 1871 cuando se desató una epidemia como consecuencia de la llegada de soldados enfermos que habían participado en la ocupación de territorio del Paraguay. Esta tuvo como epicentro la zona sur de la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde el primer caso se registró el 27 de enero. Dejó como consecuencia 13.614 muertos, sobre un total de 187.000 habitantes; es decir que casi el 7,3 por ciento de la población tuvo una consecuencia fatal, y los niños fueron una parte significativa de esa cifra.

Ante la gravedad de los hechos el presidente Domingo Faustino Sarmiento y el vicepresidente Adolfo Alsina abandonaron la ciudad, según lo señalara entonces el diario “La Prensa”, mientras entre los que se sumaron a la ayuda a las víctimas fallecieron nada menos que sesenta religiosos, doce médicos, cinco farmacéuticos y cuatro miembros de la Comisión Popular creada en esas circunstancias

Mientras la epidemia se expandía por los barrios de la zona sur porteña como San Telmo, Constitución, Barracas y La Boca los dueños de las grandes residencias las abandonaron para trasladarse a la periferia norte creando el actual de Belgrano, que por entonces no formaba parte de la capital argentina. En tanto, los edificios que abandonaron fueron ocupados por las personas más humildes dando lugar a la conformación de los llamados “conventillos”, luego expandidos a otras zonas porteñas, que durante más de un siglo fueron una emblemática forma de residencia porteña.

 

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