Platenses que eligen ser voluntarios para ayudar a las personas que viven en la calle

Dedican hasta diez horas por día a reunir donaciones, cocinar o asistir en sus refugios a los sin techo

Edición Impresa

“Más que satisfacción, lo que uno siente es la alegría de haber cumplido un deber con los que más necesitan. Y es muy lindo irse a dormir cada día con esa sensación”, dice Mónica Merlo que un día fue a comprar en una feria americana donde se recaudaba fondos para las personas en situación de calle y a partir de ese momento se comprometió para ayudar. Desde entonces se ocupa de clasificar ropa para cada nueva edición de esas ventas y si le piden otra cosa, como ayuda para cocinar las viandas que se llevan a los refugios, también lo hace con gusto.

Mónica es una de las 60 voluntarias de Sumando Voluntades, una entidad platense que se ocupa de asistir a personas en situación de calle y dice que el secreto de los voluntarios es la humildad: “vengo de una familia con 9 hermanos y en mi casa aprendimos el valor de ser humildes, pero humildes de corazón”.

Como Mónica, cada voluntario le resta tiempo a sus actividades y a sus afectos para dedicar un número variable de horas diarias a asistir a la personas de la calle en sus refugios, o a cocinar, o preparar la feria americana a través de la cual se recaudan fondos para la entidad.

Salla Silva, que es empleada administrativa, lleva dos años trabajando como voluntaria en la asistencia de personas en situación de calle y entre sus funciones se cuenta la de llevarles comida y abrigo a los refugios que improvisan en la vía pública.

“Salimos por lo menos una vez por semana y las recorridas a veces nos llevan hasta las once o las doce de la noche”, dice Silva, quien agrega que a lo largo de las salidas se va afianzando un vínculo afectivo con la gente de la calle a la que asisten, especialmente con los chicos.

“En uno de los refugios había una nena celíaca y le pedimos a la cocinera que le hiciera una vianda especial. Siempre hay una preocupación especial hacia la gente que nos toca asistir y los vamos conociendo más, sabiendo de sus historias”.

Para Silva, que conoció el trabajo de Sumando Voluntades a través de Facebook y se acercó para ofrecer su ayuda, uno de las claves de su desempeño es tomarse cada tarea, hasta la más insignificante, con la mayor de las responsabilidades.

“Hay que vivir el voluntariado con la misma responsabilidad que un trabajo rentado”, dice.

Mary Lahargou lleva 9 años trabajando como voluntaria en la entidad destaca que también es fundamental una buena conexión entre los voluntarios.

“Yo vine por primera vez como clienta a una Feria Americana donde se recaudaban fondos para la gente que vive en la calle. Y no me fui más, me fui involucrando en distintas tareas y hasta pasé un 24 de diciembre junto a la gente de la calle. Con mi trabajo en la Fundación me di cuenta que había en la calle situaciones de carencia que jamás me hubiera imaginado.

Para Nancy Maldonado, presidente de Sumando Voluntades “el trabajo de los voluntarios es fundamental, porque esta entidad no recibe subsidios. Y lo bueno del voluntariado es que nadie lo hace de mal humor o sin ganas. Todos lo hacen porque quieren y porque les hace bien hacerles bienes a otros. Hay mucha gente que tiene necesidad de dar. Y es muy lindo descubrir a gente grande que se acerca para ayudar sin tener experiencia en eso y se que ocuparse del otro les hace bien”.

“Lo bueno del voluntariado es que nadie lo hace de malhumor. Hay mucha gente con necesidad de dar”

Nancy Maldonado, Sumando Voluntades

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE