Trump grava el acero y el aluminio pese a las advertencias de guerra comercial
Edición Impresa | 9 de Marzo de 2018 | 02:42
WASHINGTON
El presidente estadounidense, Donald Trump, sancionó ayer la adopción de pesados aranceles a la importación de acero y aluminio, en un gesto que fortalece los temores de una guerra comercial a pesar del coro global de advertencias.
“Hoy defiendo la seguridad nacional de EE UU al aplicar aranceles al acero y el aluminio. Tendremos un arancel de 25% al acero extranjero y de 10% al aluminio”, afirmó el mandatario en la Casa Blanca poco antes de firmar un decreto con la medida.
Los nuevos aranceles entrarán en vigor en un plazo de 15 días, explicó Trump, y en ese tiempo “veremos quiénes son los que nos tratan de forma justa y quiénes no”.
El mandatario señaló que los controvertidos aranceles “por ahora” no se aplicarán a México y Canadá, dos países que renegocian con EE UU los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés).
“Creo que vamos alcanzar un acuerdo por el NAFTA. Ya lo dije hace tiempo”, destacó y agregó que “si tenemos un acuerdo, no habrá aranceles para Canadá y México”.
Mexicanos, canadienses y estadounidenses finalizaron esta semana su séptima ronda de conversaciones para renegociar el tratado comercial sin que hasta ahora las partes hayan dado cuenta de avances sustantivos. En caso de que no sea posible alcanzar un acuerdo, apuntó Trump, “vamos a retirarnos del NAFTA y empezaremos todo de nuevo”.
“UN VERDADERO ASALTO”
Rodeado por obreros metalúrgicos y miembros de su gabinete, Trump dijo que EE UU quiere “que venga mucho acero a nuestro país. Pero queremos que venga de forma justa. Y queremos que nuestros trabajadores estén protegidos”.
La industria del acero y el aluminio en EE UU ha sido “devastada por prácticas comerciales extranjeras agresivas”, apuntó el mandatario, para añadir que se trató de un “verdadero asalto a nuestro país”. Asimismo, dijo que lo mejor sería que las empresas extranjeras se mudaran a EE UU e insistió en que la producción nacional de metales era necesaria por razones de seguridad nacional. “Si no quieren pagar impuestos, traigan su planta a EE UU”, disparó. En la visión de Trump, la masiva importación de acero y aluminio hizo que “las fábricas hayan sido abandonadas para que se pudran y se cubran de herrumbre. Las comunidades se tornaron pueblos fantasmas. Eso se terminó”. EE UU, subrayó, subsidia a “países muy ricos con nuestra presencia militar. Esto tiene que terminarse”.
Al firmar el decreto sobre los aranceles, Trump simplemente ignoró el coro de advertencias que surgió incluso entre socios comerciales tradicionales de Washington. El gobierno chino dejó claro que “seguramente” adoptará una “respuesta apropiada” y presentó una protesta ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y en Bruselas, el vicepresidente de la Comisión Europea, Jykri Katainen, alertó en rueda de prensa que Washington no podrá adoptar excepciones a un país puntual del bloque europeo y Brasil anunció que “recurrirá a todas las acciones necesarias” para preservar sus derechos.
ACUERDO TRANSPACÍFICO SIN EE UU
En tanto, a contramano de las decisiones de Trump, once países del Asia Pacífico firmaron en Chile un ambicioso tratado comercial que comprenderá el 13% del comercio mundial el mismo día en que Estados Unidos, que desechó el acuerdo, impuso nuevas barreras comerciales a las importaciones de acero y aluminio. “Es una señal en muy buen momento porque sabemos que hay presiones proteccionistas que podrían terminar en algo que no queremos, en una guerra comercial”, dijo el canciller chileno Heraldo Muñoz en una rueda de prensa posterior a la firma del tratado. (EFE y AP)
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