Un esquema flexible para sorprender a todos
Edición Impresa | 6 de Junio de 2018 | 03:07

El 4-2-4 que diseñó el entrenador Gusztav Sebes fue una innovación atendida por el resto. Una forma de distribución de los jugadores dentro de la cancha que mandó al desván de lo vencido la vieja “W-M” (3-2-5). Cuatro años después, el Brasil de un ignoto Pelé, lo haría propio para consagrarse con su primer título mundial.
Sebes, uno de los primeros grandes estrategas del fútbol, se basó en lo observado en el MTK Hungría FC, de su compatriota Béla Guttmann.
Allí, Sebes observó que retrasar a los centro delanteros y sacarlos del área, le otorgaba la posibilidad de llegar de manera sorpresiva y confundir a los defensores rivales.
De esta manera, su equipo, los Mágicos Magyares de 1954, utilizaban el efecto sorpresa y el espacio deshabitado, como una de sus principales armas.
Se dice que, de alguna manera, Gustztav Sebes fue un primer precursor del denominado “Fútbol Total” que luego aplicaría más adelante Holanda, en 1974. Bajo su tutela, lo que se intentaba era que cada jugador tuviera el mismo rol dentro del terreno de juego y que cada uno pudiera jugar en todas las posiciones disponibles.
Aquella selección irrepetible fue dirigida por Gusztav Sebes y la formaban estrellas como Zoltan Czibor, Sandor Kocsis, Nandor Hidegkuti o Ferenc Puskas. Sin embargo, todo quedó en un sueño con final de pesadilla y aquella heroica magiar, que hipnotizó al mundo, quedó grabada sólo en la retina de los mayores aficionados del deporte.
Su Hungría, de 1954, fue, sin dudas, uno de los primeros reyes sin corona en la historia de los mundiales.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE