Pasear por el Puerto, un ritual de los días nublados en La Feliz

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El viento sur soplando con fuerza por segunda jornada consecutiva, despeinando, cortando los pies. El cielo encapotado, casi sin espacio para el sol y una temperatura que no pasó de los 18º de máxima. Buzos y camperas en lugar de torsos desnudos y bikinis.

Las playas no fueron ayer el mejor lugar para pasarlo en Mar del Plata, y buena parte de los turistas aprovecharon para hacer el obligado paseo por la Banquina de los Pescadores, ese gran centro comercial al aire libre, en la Escollera Sur de la ciudad, coronado por la postal que quieren tener todos: la selfie junto a los lobos marinos o las lanchas amarillas y anaranjadas, corroídas por el salitre del mar, atracadas a la espera de partir hacia la pesca de caballa, mariscos, besugos, corvinas, pejerreyes, trillas, anchoítas, y más.

Como cada año, cientos y cientos se retrataron allí, de espaldas a las embarcaciones, luego de haberse perfumado con el aroma invasivo al pescado que sale de los distintos puestos que flanquean el centro comercial, donde también es posible comprar alguna artesanía o souvenir que atestigüe el paso por esta zona portuaria.

“Cuando no hay playa la tradición indica que hay que venir a dar una vuelta por el puerto”, contó entre ese mar de familias abrigadas, Javier Penisi, 42 años y casi 30 dedicados a salir de pesca desde el puerto. Para él, que es cuarta generación de pescadores, la piel curtida por el sol, las manos con las marcas que deja pesca con red, “no hay secretos, sino picardía”.

Cerca de él, alguien toca una tarantela calabresa que llama tanto como el fierro naranja de las lanchas.

Una gorra de marinero, un bandoneón y una maleta de viaje abierta en la que va cayendo el dinero es todo lo que necesita el capitán Ronco Salerno para captar la atención de los turistas, que le sacan tantas fotos como a las embarcaciones: “Soy un filio (hijo) de Italia”, aseguró este descendiente de inmigrantes, cuyo origen se delata en el acento y que lo defiende en cada música que interpreta. Cada día que se nuble, allí estará él, de la mañana a la noche, como una atracción más entre las lanchas, los lobos y el mar.

La primera quincena, floja

Durante la primera quincena de enero Mar del Plata recibió alrededor de 620.000 de turistas, cifra que representa unos 32.000 visitantes menos que el mismo período del año pasado, según los datos del Ente Municipal de Turismo (Emtur).

En cuanto a la ocupación hotelera, el promedio este año cayó 3%. En la primera quincena, en términos globales, se contrató el 62% de las plazas hoteleras, 3 puntos menos que el mismo tramo del verano pasado.

En una primera quincena en la que las estadías fueron cortas y de consumo medido, se espera que la segunda quincena repunte puesto que “tradicionalmente es la más fuerte y esperamos que continúe la tendencia y tengamos un buen número de arribos”, se esperanzaron desde el Emtur.

 

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