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Espectáculos |Un paseo por Buenos Aires

"Introduzione all'oscuro": evocación de una amistad, una ciudad y una vida

Gastón Solnicki estrena hoy en el MALBA su cuarto filme, exquisita celebración de la vida de Hans Hurch, antiguo y bohemio director de la Viennale

"Introduzione all'oscuro": evocación de una amistad, una ciudad y una vida
5 de Enero de 2019 | 11:23

Ante la muerte, la rebelión del cine: Gastón Solnicki canta a la amistad y a las luces y sombras de la vida en "Introduzione all'oscuro" (Introducción a la oscuridad), en la que se graba recorriendo las calles de Viena en busca del recuerdo de su fallecido amigo Hans Hurch, antiguo director de la Viennale, cinta que tras su paso por el encuentro de cine vienés y el Festival de Mar del Plata se estrena esta noche en el MALBA, donde se verá los sábados a las 20 con presencia del director.

Una película que es también el retrato de un mundo que pareciera extinguirse, fugarse, ante la partida de cada uno de los últimos “Hurchs” de este mundo: el director de la Viennale vivía una vida bohemia, de cafés y caminatas, y hasta escribía a mano, que “ya hoy suena como ciencia ficción”, se ríe Solnicki en diálogo con EL DIA.

“Introduzione all’oscuro” es, en ese sentido, “una película que tiene mucho que ver con el tiempo, uno muchas veces se asombra de algunos aspectos del tiempo, se asombra Orson Welles hizo una película tan moderna como “El otro lado del viento”, en los setenta, antes de las cámaras digitales, pero uno se olvida que el tiempo es algo más complejo que una chatura bidimensional: siempre hubo gente que fue libre y audaz. Hans, como director del Festival de Viena, fue un director muy punk: en un mundo liderado por los falsos consensos, donde en nombre de la democracia se hacen cosas terribles, Hans era una persona muy polémica, hacía las cosas de forma arbitraria, en algún sentido, pero con mucha libertad, siguiendo una especie de utopía del noble monarca, del buen dictador. La película quería celebrar ese modo en que Hans llevaba el celebrar el modo en que él llevaba el Festival, lo libera del tiempo para que quede registrada esa singularidad”.

Solnicki conoció a Hurch hace una década, en su festival de Viena donde el cineasta porteño nacido en 1978 llegó con mi primera película, ‘Süden’” (luego vendrían “Papirösen” -puede verse en Mubi, gratis- y “Kékszakállú”), y desde entonces vivió, durante una década, una relación muy especial con el excéntrico vienés, “un tipo de amistad muy fuerte, de mucha complicidad, si bien nos veíamos ocasionalmente”.

Esa relación llevó a que, tras su sorpresiva muerte en 2017, “el Festival me invitara a elegir una película, y en el contexto de ese viaje decidí hacer una película para que quedara cristalizada lo que había sido Hans y nuestra relación”: ese fue el punto de partida de “Introduzione all’oscuro”, que registra “la ciudad que era tan importante para Hans, los lugares por los que se movía y vivía en una serie de viñetas de algunas de las características más excéntricas de Hans, y también un autorretrato del duelo”.

Pero, advierte Solnicki, “un duelo creativo, de querer hacer algo, querer que permanezca algo hacia el futuro de esta persona que vivió: así como vivió Hans y como vivo yo, existieron y existen otras amistades”. Allí, dice el premiado cineasta, encuentra ese retrato tan particular “resonancias universales”.

La creatividad de ese duelo marca el tono de una película juguetona, celebratoria y a la vez oscura. Una cinta “espontánea”, realizada sin guion ni ideas previas, y acorde al cine de Solnicki, realizado al margen de los laberintos burocráticos del INCAA “con aportes privados” y “con los materiales que se van consiguiendo”.

“Es un camino distinto al que nos enseñaron, de que hay que conseguir autorización, escribir un guion, con cierto control y ciertas ideas, que hasta ahora no fueron los principios con los que trabajé. Luego, esperar mucho a que se valorice, esperar que desde afuera llegue una aprobación. Mi camino tuvo que ver con lanzarme a hacer las películas sin esperar algo de ese sistema”, explica.

Liberado de los requisitos de ese sistema, Solnicki pudo filmar otra película libre, espontánea, “aunque con una emoción muy clara: no es una elegía, no creo que la vida ni la muerte sean acontecimientos trágicos. Pero no veo esa celebración de la vida en oposición a la oscuridad. Tiene más bien esa clave que los lugares comunes de la muerte".

Hans, agrega Solnicki, “tenía zonas muy luminosas y otras muy oscuras. Y en el cine, la oscuridad solo se puede representar con la luz"

A la aventura se sumó Rui Poças (director de fotografía de “Tabú”, “Zama” y “El ornitólogo”), otro conocido de Hurch que aceptó subirse a “una película tan corta de recursos en la que él tuvo que despojarse de sus herramientas naturales de trabajo, sin luces, con un solo lente”.

Poças se sumó al proyecto cuando vino a Argentina en 2017 para presentar Zama, aunque, sonríe Solnicki, “la técnica que usé para convencerlo fue muy accidentada, y es muy gracioso que haya dado resultado: lo fui a buscar al aeropuerto para invitarlo a tomar algo y charlar de una película. Pero me quedé sin nafta en medio de Avenida Santa Fe, tuvo que bajarse a empujar debajo de la lluvia, ir a buscar nafta, cuando volvió me había quedado sin batería en el teléfono porque estaba escuchando música… y aún así vino a Viena a ponerse la cámara al hombro”.

Poças terminaría siendo “fundamental” para el filme, que a pesar de sus escasos recursos se pudo rodar sin problemas en los pocos días disponibles porque “todo el material funcionaba”.

“Introduzione all’oscuro” cierra, dice su director, una etapa de cine personal realizado con pocos recursos (su próximo proyecto, “Electrocute”, tendrá guion y actores), coronada por la adquisición del Museum of Modern Art de Nueva York de sus cuatro cintas, lo que, dice risueño el cineasta, “en primera instancia significa que mis películas no eran invendibles. La estrategia comercial era partir de esa base, por eso tenían títulos impronunciables”.

“Ahora sí puedo descansar: esta película va a sobrevivirme, porque el MOMA las guarda en distintos centros a lo ancho de su país, para protegerla de ataques nucleares”, bromea Solnicki. “Así que en una era donde todo parece tan frágil, donde parece que el capitalismo no va a dejar nada en pie, estas películas son a prueba de ataques nucleares. Por lo menos a prueba de las tecnologías nucleares actuales…”

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