
En su casa natal funciona hoy la biblioteca que lleva su nombre
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De personalidad jovial pero de versos melancólicos, fue amigo de Jorge Luis Borges y Juan Ramón Jiménez. Un busto suyo está situado desde 1931 en el Bosque platense, cerca de La Gruta
En su casa natal funciona hoy la biblioteca que lleva su nombre
“Si cuando el tiempo nos deja,/ nos queda un sedimento de eternidad, un gusto del mundo,/ entonces es ligera tu muerte,/ como los versos en que siempre estás esperándonos,/ entonces no profanarán tu tiniebla/ estas amistades que invocan”.
Así se expresó Jorge Luis Borges en la parte final del poema “A Francisco López Merino”, que publicó en honor del enorme poeta platense en el año de su muerte, 1928, en “La vida literaria” y en 1929 en Cuaderno San Martín, pero con algunas variantes.
“Mayo, 20, 1928”, fue otro poema que Borges dedicó al platense y que fue publicado en 1969 en la revista “Sur” y ese mismo año en el libro “Elogio de la sombra”.
Y no es casual que este breve artículo sobre la también breve vida de Francisco López Merino, de comienzo haciendo referencia a su muerte y no a su nacimiento. Y es que el deceso de Panchito, provocado por mano propia, enlutó no sólo a nuestra ciudad sino además, al mundo literario argentino y sudamericano.
Pero también lo lloró, desde España, hasta el mismísimo Juan Ramón Jiménez, otro de sus amigos.
Tampoco es casual que haya sido colocado en el Paseo del Bosque, cerca de la gruta, el busto de López Merino esculpido por Agustín Riganelli con la leyenda “En la mañana buscó la noche”, ideada por Pablo Rojas Paz e inaugurado en 1931; la escultura fue instalada allí en alegoría a su poema “El alma se me llena de estrellas”.
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Nació el 6 de julio de 1904 en la señorial casona de 49 entre Diagonal 74 y 12, declarada patrimonio Histórico de La Plata, y en donde actualmente funciona la “Biblioteca Municipal Francisco López Merino. Sus padres, ambos uruguayos, fueron América Merino y el escribano Francisco Toribio López, quienes además tuvieron cinco hijas.
Escribió poemas desde niño y su primera publicación, denominada “Horas de amor”, la concretó con tan solo 16 años, con nueve poesías y en forma de folleto.
“Fragmentos de un libro inconcluso” fue su primer gran libro en el que publicó, en 1921, todos sus poemas inéditos hasta ese año, y agrupados en tres fragmentos: “El espejo de mi interior”, “Del eterno femenino” y “Cantos”.
En 1923 publicó el libro “Tono menor”, el que incluye el poema “El alma se me llena de estrellas” y dos años después se conoció “Las tardes”, la que sería su última obra de poemas editada.
Su amistad con Borges fue muy sólida; el porteño solía venir en tren a La Plata para reunirse en largas tertulias en la desaparecida confitería “El rayo”, situada frente a la estación en 1 y 44, con escritores platense entre los que figuraban, además de López Merino, su cuñado, Pedro Mario Delheye, Héctor Ripa Alberdi y Alberto Mendióroz, entre otros.
La muerte de “Panchito” enlutó a la Ciudad y al mundo literario en general
Panchito también integró el llamado “Comité Yrigoyenista de Intelectuales Jóvenes”, núcleo presidido por Borges y al que se sumaron figuras destacadas como, por citar algunas, las de Leopoldo Marechal, Raúl González Tuñón, Ni colás Olivari y Sixto Pondal Ríos”.
“Voy hasta el baño”, le dijo en la mañana del 22 de mayo de 1928 a su amigo, el escribano Juan Nicolás Rozos, con quien compartía tranquilamente una mesa en la confitería platense “Jockey Club”. Momentos después se escuchó el disparo con el que puso fin a sus días.
Si bien sus poemas solían ser melancólicos, su personalidad era dinámica y jovial, aunque unos años antes de quitarse la vida, la muerte de una de sus hermanas, que había enfermado de tuberculosis, había minado su espíritu y su carácter, volviéndolo taciturno.
Para acallar algunas inadecuadas especulaciones, el Prof. Dr. Rodolfo Rossi tuvo que desmentir que Panchito sufriera el mismo mal que se había llevado la vida de su hermana.
Su novia al momento de matarse, María Enriqueta Argüelles, jamás pudo explicar esa tan grave decisión.
El mismo día en que, en 1931 se descubrió el busto del poeta, en el Teatro Argentino se realizó un acto de homenaje, en el que se presentó una edición de las obras completas del brillante poeta platense, publicada por la Secretaría de Cultura de nuestra provincia.
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