La Conferencia Episcopal advirtió por la desigualdad y la especulación financiera

“Son peligros para nuestro futuro”, dijo monseñor Ojea. Estuvo Roberto Lavagna e hizo ruido la ausencia de Vidal

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La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) envió ayer una advertencia sobre el grado de desigualdad social que se vive en el país que, dijo, “es peligrosísimo para nuestro futuro”.

El mensaje fue dado por el presidente de CEA, monseñor Oscar Ojea ayer en Mar del Plata, en la apertura del encuentro de la tradicional Semana Social. Del encuentro participó ayer, entre otros, el precandidato a presidente Roberto Lavagna. En tanto, generó ruido la ausencia de la gobernadora María Eugenia Vidal, quien envió al ministro de Gobierno, Joaquín De La Torre.

Ojea sostuvo que “las causas estructurales de la pobreza residen ante todo en la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera”.

Las declaraciones del titular del Episcopado fueron realizadas esta tarde durante la apertura de la tradicional Semana Social que comenzó hoy en la ciudad de Mar del Plata, con un panel integrado también por el titular de la Pastoral Social, Jorge Lugones, y que se desarrollará hasta el domingo con la participación de dirigentes sindicales, políticos y de la Iglesia.

En su exposición, Ojea dijo que “en la misión del dirigente se necesitan hoy más que nunca tres pasiones: una pasión por la Patria, una pasión por la justicia y la equidad y una pasión por el encuentro y la paz de los argentinos”.

“Si se mutila el país, la soberanía se puede recuperar, si se mutila la Nación, el consenso se puede rehacer. Pero si quedamos huérfanos de Patria, nuestra vida se desdibuja. No tiene identidad ni sentido. Se pierde en un individualismo triste y opaco negado a la fraternidad”, aseveró.

Al hablar sobre la situación social, sostuvo que “se requiere también una particular pasión por la justicia y por la equidad” y advirtió que “el grado de desigualdad social en que estamos sumergidos es muy grande y peligrosísimo para nuestro futuro”.

“Las causas estructurales de la pobreza residen ante todo en la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera. Esta autonomía está defendida por ideologías que niegan el derecho de control de los Estados encargados de velar por el bien común. Esto no significa condenar al capitalismo, lo que la Iglesia rechaza es la absolutización ideológica del mercado, el que este se convierta de medio en fin y que se lo propugne como autorregulado y aún como regulador de toda la vida social”, agregó en otro tramo.

En ese marco, afirmó que se debe “acompañar el esfuerzo impresionante que está haciendo el Papa Francisco como líder mundial, buscando establecer normas éticas en el sistema financiero internacional, acentuando la responsabilidad de los Estados Nacionales para poner límites al poder de las empresas multinacionales”.

Por ultimo, al referirse a la necesidad de encuentro entre los argentinos, el obispo de San Isidro indicó que “es indispensable crear espacios de pensamiento y de diálogo”.

 

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