Mariano Loza Colomer

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Por su manera de ser, siempre atento a quien necesitara una mano, dispuesto a escuchar y a dar un consejo sabio y desinteresado, y con un profundo compromiso social, serán muchos, entre familiares, amigos y distintos allegados, los que extrañarán el carácter amable, alegre y afectuoso del abogado penalista Mariano Enrique Loza Colomer, fallecido a la edad de 75 años.

Había nacido el 22 de diciembre de 1944 en La Plata. Fue el segundo hijo del matrimonio integrado por el abogado Mariano Loza y la docente Sara Gatti; creció junto a sus hermanos Silvia (fallecida), Indalecio y Alicia. Pasó por el Colegio San Luis, se recibió de bachiller, y dueño de un espíritu aventurero dio algunas vueltas (incluido un viaje a Europa) antes de graduarse en la carrera de Derecho. Repartió los estudios superiores entre la UNLP y la UCALP, universidad esta última donde finalmente obtuvo el título de abogado.

Se dedicó a la defensa en el fuero penal y, desapegado de los valores materiales y convencido de que los delitos surgidos en los ámbitos marginales tenían un fundamento en la desigualdad social, se ocupó por lo general de casos que no le redituaron grandes ingresos económicos ni la exposición que le hubieran otorgado causas más renombradas. Con estudio jurídico en La Plata, trabajó, además de en el departamento judicial de esta región, en los de Quilmes y Lomas de Zamora.

Desarrolló una trayectoria laboral de casi 40 años, lo que le posibilitó relacionarse con numerosos colegas y cultivar entrañables amistades. Fue un profesional respetado y una persona muy querida.

Los amigos también los consiguió de su interés por el rugby, deporte que practicó de joven en el Club Los Tilos. Siempre ligado a la entidad, incluso con una participación posterior destacada en la comisión directiva de la institución, una de sus citas ineludibles, durante largos años, fue la cena de los miércoles con sus antiguos compañeros de equipo.

Nunca ejerció un cargo político ni participó de ninguna gestión de gobierno, sin embargo fue un militante que adhirió a los principios del peronismo desde el llano y con un singular apasionamiento.

Gran lector, disfrutaba de los textos que narran la historia, sobre todo aquellos referidos a los distintos momentos de la política argentina.

Se había casado con Graciela Ferioli y fue un padre con una presencia extraordinaria para sus hijas, las mellizas Milagros (abogada como su padre) y Pilar (psicóloga), y Mariana, que está por recibirse de antropóloga.

 

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