Una lluvia de toneladas de plástico en parques nacionales de Estados Unidos
| 11 de Junio de 2020 | 18:42

Un estudio calcula que la atmósfera transporta más de 1.000 toneladas de microplásticos al año hasta estos espacios naturales protegidos del oeste de los Estados Unidos. El último trabajo de investigación sale publicado esta semana en la revista Science y muestra cómo la lluvia, el viento o las nubes están desplazando microplásticos hasta lugares tan inesperados como los parques nacionales de EE UU. A partir de las deposiciones atmosféricas recogidas en 11 de estos espacios naturales desde el otoño de 2017 al verano de 2019, investigadores de la Universidad Estatal de Utah llegan a estimar que cada año caen del cielo más de 1.000 toneladas de microplásticos en los parques nacionales del oeste de este país, el equivalente a entre 120 y 300 millones de botellas de plástico de agua que fueran desperdigadas en trozos microscópicos.
“Nos sorprendió el número tan alto de plásticos en las muestras, pues es algo que no podemos ver a simple vista. Pero utilizamos dos métodos distintos de conteo y los dos dieron resultados similares”, detalla por teléfono Janice Brahney, profesora auxiliar de la Universidad Estatal de Utah y autora principal de este estudio.
Encontrar microplásticos en parques nacionales como las Montañas Rocosas o el Gran Cañón no solo sorprende porque se trate de enclaves protegidos de gran valor. Esto tiene una relevancia especial porque confirma el papel de la atmósfera para desperdigar por todo el planeta un material que no existía en la naturaleza hasta que fue inventado por los humanos en el siglo XX. Una propagación a gran escala de la que, hoy en día, no se sabe realmente hasta dónde puede llegar su impacto.
Como explica Brahney, algunos trabajos han tratado de cuantificar el movimiento global del plástico en el planeta, pero ignoraban la parte atmosférica: “Nuestros datos muestran que el ciclo del plástico es una reminiscencia del ciclo mundial del agua, que tiene vidas atmosféricas, oceánicas y terrestres”. El mismo número de Science en el que aparece el trabajo de los parques nacionales incluye un comentario en el que los científicos Chelsea Rochman y Timothy Hoellein defienden la necesidad de pensar en grande con las pequeñas partículas e investigar este ciclo del plástico como otros de los ciclos elementales globales.
Para estudiar el viaje de los microplásticos hasta los parques nacionales de EE UU se utilizó un sistema que recolecta a la vez deposiciones atmosféricas húmedas y secas. Básicamente, se trata de dos cubos con un sensor de lluvia: cuando empiezan a caer gotas del cielo, de forma automática se tapa el cubo de las muestras secas y se deja al descubierto el de las húmedas, ocurriendo lo contrario al acabar de llover.
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