Pacientes que llegan a terapia sin diagnóstico de COVID-19

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Desde los primeros días de marzo pasado, cuando la Organización Mundial de la Salud, anunció que el coronavirus podía ser caracterizado como una pandemia -inclusive, desde muchas jornadas antes, cuando se conocieron los primeros casos que se registraron en China y se fueron propagando hacia otros países- la terrible enfermedad vino planteando diversos y muy complejos desafíos a los sistemas sanitarios de todos los países.

Una revisión de este pasado reciente permite, así, comprobar que día tras día, la alarmante propagación del brote obligó a las estructuras médicas mundiales a modificar las estructuras hospitalarias, disponer de insumos específicos de defensa o, entre otras medidas, profundizar investigaciones en busca de vacunas o terapias más efectivas, en un empeño cotidiano que no cesado desde hace más de cuatro meses.

Ahora, en el caso de la Argentina, se conoció la confirmación por el Ministerio de Salud de que dos de cada tres pacientes de terapia intensiva con COVID-19 llegaron a la internación sin diagnóstico de la enfermedad, según analistas que se basan en datos oficiales, lo que podría ser causado, por una posible subestimación de los síntomas por parte de las personas afectadas, entre otros factores.

Lo que se comprobó, analizando datos abiertos hasta el 21 de junio es que de los 878 pacientes que habían requerido cuidados intensivos y había registro de cuándo los hisoparon, dos de cada tres fueron diagnosticados el día que ingresaron a terapia o después, dijeron investigadores del Conicet.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los días transcurridos entre la internación en la unidad de cuidados intensivos (UTI) y el hisopado, que es la muestra que se extrae del paciente para hacer el diagnóstico. Allí, según dijeron, constataron que 279 personas en las UTI fueron hisopadas el mismo día que ingresaron a terapia, 203 el día posterior, y unas 54 dos días después.

Según esos datos, de los que fueron diagnosticados anteriormente, 67 fueron registrados un día antes de ingresar a terapia intensiva; 45, dos días antes; 49, tres días antes; 36, cuatro días antes; 24, cinco días antes; 19, seis días; 13, siete día; 10, ocho días; 15, nueve días y 7 diez días. Para los especialistas, la lectura de esta situación puede deberse a múltiples factores: por un lado, a que la gente no consulta porque subestima los síntomas o bien porque no quiere que lo internen o aíslen, entonces sólo buscan atención médica cuando se sienten muy mal; por el otro, hay casos en los que el sistema de salud no está testeando si la persona no presenta fiebre, ignorando la definición de caso sospechoso del Ministerio de Salud de Nación, sostuvieron.

Un conocido infectólogo alertó que “las personas soslayan los síntomas” y, añadió, hay que remarcar que ante la falta de olfato, gusto, dolor de garganta, sensación de falta de aire, ya sea con o sin fiebre, es importante consultar a los médicos.

Siempre se ha puesto de relieve la tarea esforzada que vienen desplegando los integrantes de los planteles médicos y de auxiliares de los hospitales, en la lucha sin cuartel que vienen dando frente a la pandemia. Ello, también, en medio de etapas controversiales en lo que concierne a la evolución de las medidas más oportunas para enfrentar a la enfermedad. Una polémica que excede a lo que ocurre en nuestro país y se presenta en muchos otros países.

Pareciera que el déficit podría encontrarse en las campañas de divulgación que debieran acentuarse desde las distintas áreas sanitarias, destinadas a fijar en la población conceptos claros sobre la importancia de no subestimar los síntomas del COVID-19 y acudir así, prontamente, en consulta ante los médicos. El reclamo formulado ahora por los especialistas debiera verse correspondido por el impulso de estas campañas preventivas.

 

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