La toma de vino, con la mayor suba en cinco años
Edición Impresa | 31 de Enero de 2021 | 06:28

El consumo de vino aumentó 6,5 por ciento en 2020, lo que derivó en un incremento del consumo per cápita a un promedio de 21 litros, informó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
El consumo total fue de 943 millones de litros, 57 millones más que el período previo, la marca más importante de los últimos cinco años.
La caída en el consumo comenzó a notarse en 2017, con una marca de 20,2 litros por persona, una cantidad que se acentuó en 2018 cuando pasó a ser de 18,9 litros por persona.
En 2019, el consumo mejoró tenuemente, con 19,63 litros por persona, y en 2020 pasó a ser de 21 litros, un volumen similar al de 2016.
El informe del INV señaló que en 2020 recuperaron terreno los vinos tintos, con un crecimiento de 9 por ciento respecto al año anterior.
En lo que respecta a participación de mercado, los vinos tintos explican el 78 por ciento del consumo, mientras que los blancos el 22 por ciento.
En cuanto a los envases, las botellas de vidrio y en especial los botellones, fueron las estrellas de este repunte con 35 por ciento de aumento, aportando 49 millones de litros.
Al igual que lo sucedido en el resto del mundo a causa del coronavirus, los espumantes sufrieron la falta de festejos y eventos y marcaron caídas cercanas al 15 por ciento respecto a 2019.
“Sin dudas el vino fue el elegido por los consumidores en el 2020, un año tan particular atravesado por una pandemia mundial”, Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura.
CRECE EN EL SUR
La vitivinicultura crece en el sur argentino, a partir de la producción de vinos de alta calidad amparados bajo la marca Patagonia. Rubén Patritti, presidente de Wines of Patagonia resaltó que “con sólo 2 por ciento de los viñedos de todo el país la región produce 14 por ciento del Pinot Noir y 7 por ciento del Merlot; así como el Malbec le dio fama a la Argentina, el Pinot Noir y el Merlot le dan nombre a los vinos patagónicos”.
Con una producción que se desarrolló a partir de principios del siglo XX, pero dificultada por la distancia a los centros de consumo importantes y el bajo rendimiento de sus viñedos -un tercio de lo que produce Cuyo-, recién a comienzos de este siglo -con el importante desarrollo de la industria vitivinícola argentina- la Patagonia pudo comenzar a competir con vinos de media y alta calidad,
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