“El juego del calamar”: preocupa cómo impacta la serie y su violencia entre los nenes

A pesar de su alto contenido de violencia, la serie surcoreana “El juego del calamar” es un éxito en todo el mundo que alcanza incluso a chicos y pre adolescentes. Luego de superar las 100 millones de reproducciones durante su primer mes en Netflix, la serie se convirtió en la más taquillera de la historia de la plataforma pero, a la luz del éxito que tiene entre el público joven, también en la más cuestionada. ¿Deben los chicos ver una serie con semejante contenido de violencia?

“La serie está recomendada para mayores a 16 años”, dice la psicóloga Luciana Figueras, quien aporta que incluso con esa edad deberían verla con la supervisión de sus padres. “El problema es que la ven chicos aún más pequeños -destaca-. Nenes y nenas de ocho o diez años que replican cuestiones del argumento que no deberían replicar”.

En algunos colegios de España los alumnos atacan a otros imitando los juegos de la serie

El argumento de esta ficción, hay que aclarar, es que los jugadores se encuentran todos atravesando una grave crisis financiera y deciden aceptar un secreto juego (desarrollado en una isla también secreta) en el que deben ir superando los niveles de distintos juegos infantiles para poder llevarse un millonario premio equivalente a 38 millones de dólares. Pero lo más impactante -o lo más siniestro- de este juego es la regla: los que pierden o son descalificados tendrán que pagar con su vida. Esta característica es, precisamente, la que inspira escenas sangrientas y desesperantes.

El desarrollo y contenido brutal del drama de “El juego del calamar” incluye desesperación, un poco de sexo, traición y, sobre todo, muchísima violencia; que es justamente lo que despertó las alarmas en la comunidad educativa de varios países. En España, por ejemplo, varios docentes ya denunciaron que los alumnos intentan imitar esas pruebas y, en vez de castigar con la muerte, le descargan al perdedor brutales palizas.

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“Nos dimos cuenta hace un par de días de que los niños de 8 y 9 años ( 3° ó 4° de primaria) estaban jugando a lo que en apariencia parecía el juego de Un, dos, tres, pollito inglés. Al fijarnos mejor vimos que se trataba del juego luz roja, luz verde de la serie El juego del calamar. Juego con cancioncita incluida y disparos simulados a los participantes, cayéndose al suelo simulando estar muertos, como en la serie”, relató con preocupación una docente cuyo audio se hizo viral.

Para su sorpresa, al indagar entre sus alumnos se percató de que más de la mitad de ellos había visto la serie, y al preguntar cómo “la mitad dijo que la había visto solo en su telefonito y la otra mitad la han visto ¡CON SUS PADRES!”, se indignó la maestra.

Si bien esto ocurrió en España, la polémica ya desembarcó en nuestro país y son varios los especialistas que analizan cuáles son los límites que los padres deben trazar al permitir que sus hijos vean contenidos de este tipo.

“Al margen de la censura para edades muy pequeñas -dice Figueras-, siempre mejor que la prohibición es abrir un canal de diálogo con el nene o el pre adolescente. Incluso, sino son muy chicos, ver la serie con tu hijo también puede ser una opción”.

Con el objetivo de que las madres y los padres puedan tener argumentos a la hora de hablar sobre por qué no ver esta serie u otras, muchos especialistas consideran que es fundamental que los adultos vean al menos un capítulo para saber de qué se trata.

Para Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de la Confederación de Asociaciones de Padres, “la responsabilidad, en el fondo, está siempre en las familias”. Y remarcó: “Antes, veíamos la tele en el salón y los padres pasaban por delante, sabían más o menos lo que estábamos viendo. Por supuesto que transgredíamos, pero teníamos conciencia de la transgresión y eso ya era importante”.

LA SERIE, EL JUEGO

Como se dijo, la serie está atravesada por juegos infantiles reales que tienen una larga tradición en Corea y otros países (aunque con otros nombres). Los personajes son asesinados y torturados por el placer sádico de un maestro del juego. Hay escenas realmente muy explícitas y sangrientas, por eso la serie no está recomendada para menores de 16 años.

¿Por qué la ven los chicos entonces? Una de las razones es que Roblox, un videojuego en línea muy popular, comenzó en estos últimos tiempos a recrear escenarios similares a “El juego del calamar”. De cualquier modo, los juegos disponibles allí no contienen ni por asomo la violencia que sí muestra la serie. Otro motivo es que, si bien no ven la temporada completa, muchos nenes tienen acceso a las escenas más sangrientas de la serie a partir de redes sociales como TikTok.

En este punto, bien vale decir que el mes de marzo de 2020, cuando todos estábamos encerrados en casa a causa de la pandemia por coronavirus, una aplicación triunfaba sobre todas las demás. TikTok fue la más descargada en todo el mundo, con un total de 115,2 millones de descargas, un 98,4% más que en el mismo mes del año anterior

No hay dudas de que los tiempos de pandemia generaron que la edad de acceso de un niño a los dispositivos bajara considerablemente: ya sea por una cuestión escolar y la necesidad de conectarse para las clases y tareas virtuales; o por una cuestión de ocio, ya que las pantallas fueron las grandes protagonistas en días de aislamiento y confinamiento.

“Por eso hay que hablar y, si decidimos que no la vean, explicar las razones de esa negativa”, profundiza Figueras. Además de generar una conversación sobre los contenidos que están mirando, agrega la experta, es clave saber que las plataformas como Netflix o YouTube (sólo por nombrar las más populares) tienen la opción de lo que se denomina control parental. En el gigante de streaming, por ejemplo, es posible revisar fácilmente las configuraciones de cada perfil en la sección “Perfil y controles parentales” desde Configuración de la cuenta.

Ante cualquier prohibición, los expertos sugieren siempre explicar y argumentar

“Lo ideal es que no las vean a escondidas y tratar así de generar un diálogo lo más abierto posible”, explica la especialista.

Nada muy distinto es lo que aporta Jessica Ortega Barón, especialista en ciberpsicología y para quien “si los padres no se enteraron por sus hijos de que ellos tiene una cuenta, sino que lo saben por terceras personas, hay indicio de que hay un problema. Es posible que los chicos entiendan que para poder utilizar la aplicación es mejor hacerlo a escondidas ante la posible negativa de sus padres. Es preocupante que los menores utilicen TikTok a escondidas, porque ante un posible problema, la vergüenza de admitir su conducta y el miedo a ser regañados puede hacer que no cuenten lo qué les está sucediendo, limitando así la protección que le podemos dar”. Por otro lado, “prohibir su uso en la adolescencia es poner puertas al campo, ya que ellos encuentran la forma de utilizarlo sin el conocimiento de sus padres a través de su dispositivo cuando están solos”.