“Flipper”: tres homenajes extasiados al cine en el Select

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“‘Flipper’ nace de mi amor por el cine: sus juegos, referencias, homenajes, sátiras, parodias y géneros”, lanza Matías Szulanski sobre su nueva película, estreno de esta semana en el Cine Select (se verá desde hoy, todos los días a las 17), un homenaje extasiado al cine con tres historias inconexas entre sí y unidas por un grupo de actores, amores, crímenes y un flipper.

Tres historias donde Szulanski se dedica a jugar, mezclando Tarantino, Guy Ritchie,

Elmore Leonard, cine de los 70, comedia europea, cine nacional noventoso y hasta “Los paraguas de Cherburgo”, todo con una cierta argentinidad en los modos y los paisajes: la licuadora de influencias esconde una creencia del realizador que define el cine, “a falta de una palabra menos pretenciosa, como una disciplina autorreferencial que se burla de sí misma. Desde las obras más pasatistas a las más solemnes pueden resumirse citando otras películas, planos, conflictos, personajes, resoluciones, músicas, etc.”

Las tres historias de “Flipper” nacieron por separado: “Tenía pensadas tres historias que había escrito por separadas. Las tres tenían un mismo tema: el amor y el crimen. Y las tres tenían un flipper y un diamante. Cuando me propuse hacer una, no sabía cuál descartar… Me gustaban las tres, entonces me pareció divertido quedarme con las tres”, cuenta Szulanski risueño.

El prolífico director de “Astrogauchos” y “El gran combo” decidió así filmar el relato sobre un típico macho alfa que vende el anillo de diamante de su mujer para comprar un flipper y termina perseguido por prestamistas mientras huye del embarazo de cuatrillizos de su mujer; la historia de una joven que recién separada se compra un flipper pero es estafada y consolada en la Costa argentina por un hombre lobo seductor, de grandes patillas, en una Ferrari al que denominan como “El Presidente”; y también la narración de una joven que mata a su novio, quien estaba escondido en la oscuridad para sorprenderla con una torta, y decide desechar el cuerpo.

Además de flipper y diamantes, aparece como un elemento común el amor, y Szulanski explica sin ambages que es simplemente un disparador: “Las comedias tienen que tener un disparador, y las relaciones de pareja dan para eso”, comenta sobre el mecanismo que dispara decenas de giros y cruces inesperados. “Es como un juego”, afirma el realizador.

Y porque de jugar se trata, las tres historias son filmadas de forma distinta. “Contamos cada historia con una idiosincrasia diferente, desde la foto, el montaje, el sonido: la primera usa más planos fijos, un sonido naturalista, en la segunda hay una imagen y un sonido que parodia al cine de los 90, y la tercera está más inspirada en las formas de la Nouvelle Vague”, adelanta el cineasta.

De hecho, en el tercer relato, se arriesga al musical, una decisión que no estaba premeditada: “Como filmamos las historias por separado, en el medio me enganché con los musicales. Y vi que no había muchos musicales en Argentina, entonces me parecía algo inesperado”, dice.

El elemento que unifica los tres relatos, al final, son los actores, Piru Lasta, Fabián Arenillas, María Villar, María Jantus, que interpretan a los diferentes personajes del trípico. Szulanski cuenta que intentó conectar de alguna forma las tres historias, pero “quedaba forzado” y entonces se decantó por esta otra forma de unificación, “una manera sutil de romper la cuarta pared, parte del juego del cine: porque cuando uno ve una película, está viendo un actor, no una persona”.

 

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