Se durmió y lo pagó, pero se repuso y demostró que puede

Detalles, concentración en todo momento y despliegue físico. Esas eran las claves de Ricardo Zielinski en la previa para intentar recuperarse y vencer a River en UNO, misión ciertamente difícil.

Y la verdad es que los suyos le complicaron el trámite a los de Marcelo Gallardo. Pero la pelota parada, que tantas alegrías supo darle al León a lo largo de su historia, dejó en evidencia una distracción de esas que no se pueden tener frente a un equipo que arrastraba ocho triunfos al hilo y que parece caminar derechito hacia la obtención del campeonato.

Cuando se moría un primer tiempo en el que el Pincha había logrado incomodar a River, el paraguayo Robert Rojas cabeceó inexplicablemente solo en el área chica, que no fue ni de Mariano Andújar, de floja tarea, ni de Agustín Rogel ni de Fabián Noguera, y mucho menos de Fernando Tobio, sus tres centrales de más de 1,90 de altura. Un detalle, una desconcentración fatal y un encuentro que ya era complicado, que se volvía todavía más.

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Atrás quedaba la buena imagen del León, muy combativo en un primer tiempo en el que tuvo una muy clara de Leonardo Godoy que se encontró con una enorme tapada de Franco Armani. Con este River no se puede fallar. Y Estudiantes falló en las dos áreas, por lo que se fue al descanso 1 a 0 abajo, pero con la tranquilidad de estar a la altura del encuentro.

convirtió un error ajeno en un empate justo

En la segunda mitad, y pese a la desventaja, el equipo de Zielinski mantuvo el plan y nunca se impacientó. Con mucho carácter, el León utilizó sus armas y le pagó al Millonario con la misma moneda con la cual los de Gallardo habían conseguido abrir el marcador.

A partir de la presión y de un error de Enzo Pérez en la salida de esos que no suele tener, Leandro Díaz, que pese a sus limitaciones siempre intenta, aprovechó un rebote para ingresar al área y definir cruzado para el 1 a 1 en apenas seis minutos.

A partir de allí, sin tener la pelota y siendo directo, dos cuestiones que le han rendido frutos a lo largo del torneo, Estudiantes se reacomodó en el juego y empardó el resultado, cuestión fundamental desde lo anímico.

Otra vez con River yendo y el León agazapado para la contra, lo tuvo el Loco una y dos veces, con remates de afuera siempre optimistas, y también el uruguayo Agustín Rogel, con un cabezazo que tenía destino de gol y que hizo que Armani tuviera una de esas atajadas clásicas de un arquero gana puntos.

Los de Gallardo no se quedaron atrás, y siempre jugando ancho para lastimar al local desde los costados, también tuvieron las suyas en una noche poco inspirada de Julián Álvarez, la gran figura del puntero del campeonato que no la pasó bien ayer en UNO.

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Cumplió la meta de complicar al mejor equipo de Argentina

Con el correr de los minutos, el desgaste se hizo presente en los suyos, por lo que Zielinski movió el banco y mandó al campo a Matías Pellegrini primero, por Castro, y luego a Franco Zapiola, Bautista Kociubinski y Francisco Apaolaza por Gustavo Del Prete, David Ayala y Leandro Díaz, de los mejores de la noche.

Más fresco de mitad de cancha hacia adelante, el León sumó piernas para apretar al rival e imprimirle velocidad a la contra ante un Millonario plenamente volcado en busca del triunfo. Sin embargo, las primeras conexiones de los ingresados no fueron fructíferas y los avances del Pincha quedaron en intentos ante pases que nunca llegaron a destino.

Cada uno con sus armas y buscando con su libreto, hizo lo necesario para generar el desequilibrio en el marcador y quedarse con el premio mayor, los tres puntos.

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Un punto que sirve de combustible para el rastrojero

Una buena acción de Zapiola, en la puerta del área rival, levantó a la gente, pero el remate del nacido en Magdalena murió mansamente en las manos de un muy seguro Armani.

En la última, y tras un tiro de esquina, otra vez Zapiola probó con un disparo cruzado y muy violento, el cual se fue cerca del palo izquierdo del golero Millonario.

Estudiantes no pudo ganar y arrastra siete partidos sin hacerlo, es cierto. Pero le complicó el trámite a un River que venía desfilando, y que no pudo desplegar todo su potencial ante un Pincha que volvió a ser utilitario, cerrando líneas hacia atrás y aprovechando el juego directo.

Con un libreto que conoce a la perfección y quizás sea el que mejor se ajusta a sus intérpretes, el equipo de Zielinski sumó un punto que significa más que lo que vale desde lo numérico. Por el momento y por el rival.

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Ahora, con la certeza de que puede ser el que supo ser fechas atrás, y que está de pie, el León deberá revalidar esa cuestión ante otro escenario tan complejo como el contrincante que lo espera.

Será Lanús el próximo viernes en La Fortaleza, donde el Pincha jugará ante otro rival directo en su lucha institucional: la de volver al máximo plano internacional y ese que tanto lo desvela, la Copa Libertadores de América. El equipo tiene con qué y depende de sí mismo. Será cuestión de demostrarlo.