Rompecabezas: un crimen con saña y varias piezas sueltas

¿Y si el homicida volvió a la escena del crimen? El interrogante surgió a partir de un testimonio, que habría aportado datos sensibles sobre el asesinato del mecánico Alejandro Fernández (52), a quien, el miércoles último, encontraron muerto con un balazo en la cabeza en la fosa de su taller de camino General Belgrano entre 525 y 526.

De acuerdo a esa declaración, una persona, a la que le aplican las circunstancias de tiempo, modo y lugar respecto del salvaje ataque, se la vio regresar poco después al lugar de la tragedia, pero con otra vestimenta.

A esa hora, en medio de la conmoción de los familiares y vecinos, los investigadores comenzaban a recabar las primeras informaciones del caso.

¿Trató de despistarlos? Es una posibilidad, más cuando existe una máxima en el derecho penal, que establece que muchos sospechosos vuelven sobre sus pasos para simular dolor o fingir un rol muy diferente al que en realidad tienen.

Voceros calificados indicaron que se trataría de un allegado a Fernández, de su círculo cercano, quien quedó así en la mira.

Igualmente, la pregunta es si alcanza ese grado de sospecha para una acusación formal.

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Hasta el momento, los informantes indicaron que no, aunque es un indicio fuerte que puede mutar en un elemento de cargo, si se une con otras probanzas.

Se sabe que hay varias medidas en pleno desarrollo, cuyos resultados se aguardan con mucha expectativa.

Lo definieron como un verdadero rompecabezas. Hay un montón de piezas sueltas, que deben irse encajando para obtener el nombre del criminal.

Se sabe que fue un ataque artero, con saña. Demasiada.

Al parecer, el disparo se ejecutó de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha, cuando Fernández estaba dentro de la fosa. No es que se cayó en ella después de recibir el impacto.

Un jefe policial que tenía un contacto estrecho con el mecánico le dijo a este diario que Fernández “nunca se metía en la fosa si había gente que no conocía”.

Por eso, otra vez las miradas se centran en ese hombre del círculo íntimo, que tenía acceso a la víctima y no le despertaba ningún sentimiento negativo. Hasta lo vieron en la escena del crimen, cuando el crimen acababa de perpetrarse.

Los por qué del homicidio, cuál fue el móvil, ese sí que es un misterio, que muchos se esfuerzan por develar.

Los pesquisas refieren a un accionar agravado por un sentimiento de odio hacia el mecánico.

Si bien todos los contactos que mantuvo este diario en ese sector de Tolosa fueron contestes en que Fernández “era un señor”, “solidario”, “amable” y “preocupado por los demás”, había alguien que, en principio, podía tenerle bronca. Mucha.

¿Y LOS CELULARES?

Un vocero del caso mencionó que hay dos teléfonos celulares que desaparecieron del taller de camino General Belgrano entre 525 y 526 y que ahora son intensamente buscados por la Policía.

También que no encontraron unos 200.000 pesos, que Fernández tenía presuntamente preparados para pagarle a un proveedor de aceites y lubricantes.

Si bien en el pantalón de la víctima hallaron casi 27 mil pesos, esa otra suma “se esfumó”, aunque, insisten, que “el móvil del robo está descartado”.

En la causa, por “homicidio agravado”, intervienen la fiscal Cecilia Corfield, el juez de garantías Agustín Crispo y la división Homicidios de la DDI La Plata.

Los forenses extrajeron del cuerpo de la víctima un plomo deformado, aunque aún no trascendió el calibre.

Ese es un punto de gran importancia, porque también hay intensos rastrillajes para ubicar el arma que terminó con la vida del mecánico.