Crecen las distorsiones de precios de la mano de la inflación y las devaluaciones

La distorsión de precios que existe en el mercado argentino, signado por una inflación que permanece por encima de los dos dígitos desde hace muchos años y la consecuente devaluación del peso generan distorsiones llamativas en el consumo. Así, por estos días en las redes hubo comparaciones sorprendentes pero reales, como que un paquete de yerba vale más que una botella de champagne, o que un par de zapatillas o botines son más caros que el alquiler mensual de un departamento de uno o dos ambientes.

Distorsiones de una economía que no crece desde hace mucho tiempo y que la pandemia la tomó muy mal parada, con una inflación que superó el 50 por ciento en 2019 y que sumó otro 36,1 por ciento en 2020, además de una caída de la actividad económica para el pasado año del 10 por ciento, nivel que no se veía desde la crisis post convertibilidad en 2002.

En base a cifras de un estudio privado y para mostrar cómo impactó la inflación en la evolución de los precios de 15 productos desde 2008 hasta 2021, la yerba mate lideró por mucho ese triste ranking, en el que aumentó su precio al público nada menos que 6.378 por ciento. Así, una debilidad bien argentina se llevó por escándalo el tope de la lista de los productos de consumo masivo que más se encarecieron.

La yerba mate aumentó su precio al público 6.378 por ciento en menos de trece años

El indicador elaborado por la consultora Focus Market comparó la evolución de los precios de una canasta de 15 productos en las dos presidencias de Cristina Fernández de Kirchner, la de Mauricio Macri y el lapso transcurrido en la de Alberto Fernández.

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Entre los cinco productos que más incrementaron su precio en 13 años, a la yerba le siguen la cerveza (4.139 por ciento), el atún (3.010 por ciento), las gaseosas colas (2.889 por ciento) y el queso cremoso (2.866 por ciento). Según Focus Market, si se toman las tres presidencias completas de Fernández de

Kirchner y Macri, cada período tuvo un aumento de precios superior al anterior y, además, el aumento en el caso de la yerba mate sobresale por su magnitud, con más de 2.000 puntos porcentuales arriba de la cerveza y más que el doble que el del atún.

Durante la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2012), los productos que más aumentaron fueron: yerba (148 por ciento), leche entera (117 por ciento), pan (115 por ciento), queso rallado (111 por ciento) y mermelada (107 por ciento).

En la segunda presidencia de Cristina Kirchner (2011-2015), los productos con más incrementos de precios fueron: yerba (393 por ciento), atún (284 por ciento), pan (237 por ciento), aceite (226 por ciento) y café (202 por ciento).

En la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019) la mayonesa fue la que lideró las subas con el 509 por ciento, en tanto los otros cuatro productos fueron el jabón en polvo (508 por ciento), el aceite (497 por ciento), el queso rallado (488 por ciento) y las gaseosas colas (478 por ciento).

Por último, en los 14 meses que van de la presidencia de Alberto Fernández la yerba recuperó el liderazgo en las subas de precios, con el 101 por ciento, seguida por el aceite (85 por ciento), el pan (70 por ciento), el atún (45 por ciento) y el queso rallado (38 por ciento).

Estudios sectoriales revelan que el precio que paga el consumidor por la yerba mate, el 39 por ciento corresponde a diferentes impuestos nacionales, provinciales y municipales

Hay bienes y servicios que se comercializan en el mercado, cuyos precios son similares, pero ni siquiera se acercan en términos de valor y utilidad. Uno de los ejemplos más claros es el de la yerba y el espumante o champagne: un kilo de yerba cuesta cerca de $349 y una botella de esta bebida alcohólica se puede encontrar a $319. Aquí entran en juego las marcas, por supuesto, dado que en ambos productos hay precios más baratos y más elevados.

Un par de zapatillas tope de gama valen mucho más caras que el alquiler de un departamento

Otro ejemplo puede verse entre los electrodomésticos y las prendas de vestir: algunos artefactos pueden costar mucho menos que algunas prendas de ropa. Una licuadora de primera marca se puede comprar desde $ 6.000 y un jean en un shopping puede pagarse unos $ 8.000.

Otro caso que se presta a hacer este tipo de comparaciones es el precio que tienen las zapatillas o un producto más específico pero muy masivo como los botines de fútbol u otros deportes. En la actualidad, en las vidrieras de zapatos o zapatillas se pueden encontrar artículos cuyo precio supera el salario mínimo vital y móvil (SMVM), actualmente fijado en $20.588, o el alquiler de un departamento de dos habitaciones en el casco urbano de nuestra Ciudad, que según revelaron a este medio fuentes del sector inmobiliario local, ronda los $20.000.

A su vez, el costo del calzado se encuentra por encima de los $ 22.680,97 de ingresos que se necesitan para estar por sobre la línea de indigencia. De acuerdo a los datos del Indec del tercer trimestre de 2020, un 40 por ciento de la población tiene ingresos por debajo del salario mínimo, según Iprofesional.

Si se consideran los precios virtuales de las principales marcas de zapatillas que hay en el mercado, muchas de las versiones tope de gama pueden llegar a costar el equivalente a unos U$S200 al tipo de cambio paralelo, unos $30.000 pesos, que alcanzan de sobra para alquilar un tres ambientes de unos 70 metros cuadrados en el casco urbano platense o un dos ambientes pagando las expensas y los servicios, según datos del mercado.