Cumpleaños y felicitaciones

 

CHICHA Y SUS 100 AÑOS LLENOS DE VIDA

La historia dirá que atrás venía al mundo en el seno de una tradicional familia platense la hija de Pedro Palomba y Matilda Bonanni (Matita): María Matilde, o simplemente Chicha...

Al evocar su infancia feliz, siempre se ha enorgullecido de su barrio natal, donde creció junto a sus hermanos: Luis Mario (Chochono) y Haydée, disfrutando juegos y atesorando sueños, bajo la mirada de un padre -en su recuerdo-  protector y a veces severo, pero comprensivo y cariñoso.

La vivencias escolares del Normal Mary O.Graham (primaria) y del Liceo Victor Mercante (secundaria) fueron pródigas amistades, experiencias y saberes que moldearon su personalidad decidida y perseverante.

Fue una verdadera adelantada para su época, no sólo por haber cursado una carrera universitaria sino por la disciplina que abrazó: la Paleontología en la Facultad de Ciencias Naturales. Y precisamente el Museo de La Plata, terminó siendo su 2do. hogar por más de 40 años dedicados a la investigación y sobre todo a su gran pasión: la docencia. 

La familia y la ciencia compartieron sus inclinaciones artisticas: su pasión por escribir poemas, algunos de ellos publicados en forma anónima en este tradicional diario; pinceladas de rostros femeninos que esbozaba con singular habilidad en cualquier papel que tuviera a mano y con música alegre sonando en el hogar y que aún disfruta escuchar. Con Adolfo Mariñelarena, formaron una hermosa familia que se fue nutriendo con la llegada de sus tres amados hijos: Gustavo Adfolfo (a modo de homenaje a su admirado Becker), Alejandro Jorge y Patricia Inés María. El valor "familia" halló su máxima expresión en la unión de kas constituidas por Chicha, Chochono y Haydée y su peculiar forma de celebrar cumpleaños, aniversarios y fiestas navideñas, que con el tiempo se fueron transformando en festivales musicales, artísticos (y obviamente gastronómicos), de los que aún disfruta rodeada de sus queridos sobrinos. Y así fueron llegando los nietos, que han pasado a ser la razón de su vida y el secreto de su "eterna juventud"...

Los 100 la encuentran hoy con el mismo espíritu jovial, con su lucidez a pleno, una memoria que sigue sorprendiendo, su afán por estar informada, su pasión por la música, los nietos y ¿por qué no? los dulces... y fundamentalmente con una fuerza vital que nos contagia a todos.

Seguramente esta tardecita hijos, nietos, sobrinos y sobrinos-nietos y sobrinos-bisnietos brindaremos -en modo virtual- por nuestra ¡queridísima Chicha!

 

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