Damonte: “Aunque todavía sueño que soy futbolista no lo extraño, dí el paso al costado justo”

Habló de su experiencia en el Globo, el partido contra Diego, el “arreglo” con Messera y su admiración por Milito y Nelson Vivas

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Por MARTÍN CABRERA

mcabrera@eldia.com

Un día era jugador y al otro estaba frente al plantel. Ni 24 horas habían pasado cuando cambió de mando. Pero hoy, un año y medio después, dice que no se arrepiente para nada, que no extraña los pantalones cortos y que sigue proyectando su carrera como entrenador. Obvio que también habló de Estudiantes

 

 

 

-¿No te costó decidir?

-Siempre quise dejar el fútbol y no que el fútbol me deje a mí. No me gusta las frases hechas pero en este caso fue sí. No me arrepiento.

-No hiciste el duelo...

-No, y te digo más: a veces sueño que todavía soy futbolista y estoy en cancha. Eso me pasó ya siendo entrenador. Extraño el día a día, pero no jugar. Di el paso al costado en el momento justo. Y me encantó lo que viví como técnico, lo disfruté y espero seguir disfrutándolo. Mientras tanto estoy trabajando con mi cuerpo técnico: se sumó el Profe Filomena, a quien conocí en Estudiantes.

-¿Qué fue lo más te sorprendió de ser entrenador?

-En mi caso tuve técnicos jóvenes y con experiencia. Pero si la experiencia viene con soberbia no va. Lo más lindo que tiene el fútbol es ganar. Me tocó vivir eso con técnicos debutantes y con trayectoria. Pero no es lo mismo si no hay conexión.

-¿Y en el día a día?

-Decirle a un jugador que sabés se esfuerza todos los días que no va a continuar, que no va a jugar el domingo o sacarlo de un partido. En esos casos trato de ser claro, como a veces no fueron conmigo porque no se animaban a decirme de frente lo que pensaban.

-¿Se puede ser frontal en el fútbol profesional?

-Sí, claro... pero hay jugadores que se enojan. Lo que pasa es que si no te quiere se va a enojar, se lo digas de la manera que se lo digas. Esta es una de las cosas que he aprendido como entrenador. Pero ojo que yo entiendo al futbolista, porque lo fui y estoy convencido que a veces hay que ser un poco egoísta: ellos están peleando por un lugar dentro de un equipo. Cuando sos chico lo primero que mirás es si está tu nombre en la lista de los que viajan, no si está tu amigo... Yo le puedo bancar una cara de culo al “9” si no hizo un gol, porque los delanteros son una raza aparte, pero no es lo mismo con un “5” si el equipo ganó 3-0 y está enojado porque salió en el segundo tiempo.

-En tu primer semestre en Huracán no pudieron incorporar jugadores y el equipo perdió varios partidos en el comienzo, ¿te arrepentiste de haber agarrado?

-No, al contrario. Me obsesioné con mejorar. Encima el primer partido ganábamos en Arroyito y Central lo dio vuelta en tiempo de descuento con gol de Rinaudo. Así tuvimos cinco o seis partidos que merecíamos más y no podíamos ganar. Sentía que el equipo me bancaba pese a que no se daban los resultados, lo más importante. En ese primer torneo le dimos minutos a muchos chicos que antes no jugaban, como Briasco y Merolla. En el segundo semestre pudimos incorporar y el equipo se clasificó a la zona campeonato. Por eso creo que el balance en Huracán es positivo. Hay técnicos que prefieren la experiencia aunque insegura para jugar un torneo. En mi caso elijo la inexperiencia segura. A veces no hay diferencia entre un juvenil del club y uno que viene de afuera. Lo vi y sufrí en Estudiantes cuando de repente llegaron varios jugadores y a todos los chicos nos mandaron a préstamo a otros clubes. A un club que no se refunda con la familia se refunde.

-¿Qué sentiste enfrentar a Maradona como DT?

-Fue impresionante. Fue mi primer partido como entrenador en cancha de Huracán. Podría haber ido haciendo la vertical hasta el banco que nadie me iba a mirar. Todas las miradas estaban con Diego. Ni mi familia me vio entrar. Lo fui a abrazar y me dijo “yo te banco a muerte, cualquier cosa que te joda me llamás eh”. Después del partido no sabía cómo ir a saludarlo y un allegado me llamó: me había firmado una camiseta que me regaló. Lo fui a ver y me repitió que “nosotros (por los futbolistas) no aflojamos ni debajo del agua”.

-¿Qué pasó en ese otro partido con Gimnasia y el supuesto “arreglo” con Messera?

-Vi en un momento que Mariano me hablaba pero no entendía nada. A ellos les convenía el empate pero a nosotros nos daba lo mismo. Nunca arreglamos nada, yo le hice “ok” al cuarto árbitro y en la tele parecía que se lo decía a Messera. No pasó nada.

“Hoy no porque tiene a un gran entrenador, pero no te voy a negar que me gustaría, algún día, ser el técnico de Estudiantes. Es el club que elegiría si me preguntan dónde quiero trabajar”

Israel Damonte

 

-¿Cómo es tu relación actual con Estudiantes?

-Tengo muchos amigos dentro del plantel, en la dirigencia y en el club en general. Mi hijo va a la escuela. Sigo ligado de alguna manera. Estudiantes es mi casa, lo dije cuando llegué a Huracán y me miraban de reojo y en Nacional, cuando me vine de regreso como jugador. Viví el ciclo con el Chavo (Desábato) y lo sufrí, porque es un amigo y sé lo que quiere al club. Él y el Chapu (Braña) son dos ídolos y merecían mejor suerte. Pero creo que van a tener otra oportunidad. A veces hay planteles y planteles. No se les dio en ese momento. Fue el tiempo de la cuarentena y muchos decían “jueguen con pibes que no pasa nada”. Me lo dijeron en Huracán. Pero no existe “este torneo no le importa a nadie”. A la tercera fecha te están puteando todos. No sé cómo habrá sido con ellos porque no estaba adentro. Hubo partidos que vi y mereció más. En este torneo hubo partidos que mereció menos y ganó. Así es el fútbol. Pero van a tener otra oportunidad, sin dudas

-¿Y vos te imaginás una oportunidad como entrenador?

-Hoy no porque Estudiantes tiene un gran técnico que le está yendo bien. Ahora hay un gran plantel. Obvio que con el tiempo lo sueño. Si me preguntás dónde te gustaría dirigir, no dudo en decir en Estudiantes. Hay tiempos y caminos por recorrer. Me tocó como jugador: tuve que matarme para tener la chance pero la tuve. Sería algo lindo para mí, me encantaría, no lo voy a negar.

-De tu segundo ciclo en el club, ¿cuál fue el mejor técnico que tuviste?

-Hubo muchos buenos, pero Gaby Milito es el primero. Me cambió la manera de ver el fútbol. Es un tipo muy pasional y ganador. Lo vivía como nosotros. Estudiantes es un club diferente a los demás y sufrió mucho eso de ser observado por no pertenecer. A veces el club es más bilardista que Bilardo y más veronista que Verón... Milito es un tipo de la escuela: llegaba primero y se quedaba hasta cualquier hora armando entrenamientos, estudiando rivales y analizando el juego. En su segundo ciclo no le fue bien, una pena. El otro técnico que elijo es Nelson Vivas, con quien tengo, además, una amistad. Me enseñó la humildad. Es muy sentimental. Es de abrazarte y decirte “te quiero mucho”. Eso no es normal en este fútbol.

-¿Y a cuáles jugadores elegís?

-Ufff. Me encantó haber jugado con el Chavo (Desábato), el Tanque (Pavone) y Pablito (Lugüercio). Con ellos viví experiencias hermosas desde chicos. Tengo pila de anécdotas. Otro jugador que agradezco haber tenido de compañero es la Gata (Fernández). Y Carlos Auzqui, otro amigo que me dejó Estudiantes. De los más jóvenes, con uno que me entendí muy bien fue el Rusito Ascacibar. Hicimos una buena pareja en la mitad de cancha. Otro jugador increíble fue Guido Carrillo. Un día Gustavo Alfaro me dijo si conocía un buen delantero y no dudé en recomendárselo para Boca. Creo que hubo algún intento.

-Estudiantes está por incorporar a Aguirregaray y lo tuviste como compañero y rival: ¿qué clase de jugador es?

-Hablando mal y pronto: se pisa los huevos. Es un gran refuerzo.

 

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