Propuesta de dirigentes vecinales para combatir la inseguridad
Edición Impresa | 6 de Julio de 2021 | 03:55

Hace pocas jornadas se informó en este diario acerca de los destrozos en las instalaciones, robos y el daño posterior causado por un incendio en la sede de un club de fútbol infantil de nuestra zona, en una situación que se reitera desde hace tiempo y que pone de relieve la necesidad de que las autoridades pongan un freno a esta ola delictiva que ataca a entidades de bien público, a jardines escolares y otros centros educativos, además de tener en jaque, por cierto, a toda la población.
Como corolario de ello se concretó en La Plata una reunión de representantes de entidades barriales con jefes policiales y funcionarios del ministerio de Seguridad bonaerense, en un encuentro que tuvo como sede al Centro de Fomento Villa Elvira, situado en 120 y 75. Del encuentro surgieron conclusiones que podrían resultar válidas para enfrentar este tipo de delitos con mayor consistencia.
La convocatoria fue coordinada por la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata y la subsecretaría de Participación Ciudadana de esa cartera provincial, para “articular vínculos entre todos y avanzar en soluciones concretas, en conjunto con las autoridades”, explicaron los organizadores.
Además de representantes de la Federación y de clubes como Villa Elvira, Almagro, 19 de Febrero y Everton, entre otros, participaron del encuentro realizado algunos dirigentes políticos locales, jefes policiales de la Región y del Aprevide (La Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte). Conversaron, entre otras cuestiones, de la seguridad en las instituciones de la zona.
“Tener los clubes cerrados nos mata”, resumieron los participantes, aludiendo a las restricciones que, aún hoy, les impiden funcionar regularmente. Por eso reclamaron flexibilidad en las actividades, sin descuidar los protocolos diseñados para estos tiempos de pandemia.
Entre las principales conclusiones se mencionó que los escruches y actos vandálicos en clubes y otras entidades parecen seguir un patrón delictivo similar al que se despliega en escuelas y jardines de infantes. Los malvivientes, en general, operan en la zona en la que residen y suelen asistir a las mismas instituciones que atacan.
Luego de cortar alambrados perimetrales y de acceder practicando roturas en puertas o ventanas de las sedes, los delincuentes suelen llevarse heladeras, computadoras, cocinas, vasijas de los bufetes y otros elementos vitales para el funcionamiento de esas sedes, además de pelotas de fútbol, indumentaria y demás artículos deportivos.
Se ha señalado insistentemente en esta columna que la Policía podría desarrollar mínimas tareas de inteligencia barrial, para detectar el origen de estos ataques contra escuelas de la zona. El hecho de que, en voz baja, muchos sostengan que se conoce a los autores, demuestra la importancia que podría tener una presencia policial más activa y participativa en cada vecindario.
Por cierto que, además, más allá del control cotidiano y efectivo que merecen estos sitios, pareciera que la actividad más eficiente que deberían desplegar las autoridades –con la colaboración del conjunto de la sociedad- pasa por inculcar, especialmente en los chicos, principios de convivencia cívica. Y también acerca del esfuerzo que cuesta, tanto espiritual como materialmente, mantener a esos sitios de enseñanza y de recreación en perfectas condiciones. Sin esa base educativa mínima será imposible aguardar mejoras en esta materia, aunque todo ello sin perjuicio de intensificar las indispensable tareas de prevención y control policiales.
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