Preocupa el impacto de la presión arterial elevada entre chicos platenses

El riesgo de ser hipertenso en la vida adulta aumenta un 70% cuando se ha tenido presión arterial elevada durante la infancia o la adolescencia y la hipertensión arterial se considera hoy el principal factor de riesgo de morbimortalidad para los adultos a nivel mundial. A la luz de esos datos -y de otras investigaciones que asocian a la presión arterial elevada a temprana edad con una mayor propensión a tener un bajo rendimiento escolar o a sufrir daños en la retina, entre otros perjuicios- resultan particularmente alarmantes los resultados de una investigación realizada por especialistas del Conicet en barrios de la periferia platense, en la que detectaron presión arterial elevada en más del 20% de los chicos estudiados. Un resultado que sorprendió hasta a los propios autores del trabajo, quienes también determinaron que más de la mitad de los chicos relevados tenían sobrepeso u obesidad.

El dato se conoce en momentos en que la prevalencia de la presión arterial elevada en niños y adolescentes va en aumento en todo el mundo, según indicaron a este diario de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial, quienes vinculan esa tendencia “a la epidemia global de obesidad en la infancia y al crecimiento de la mala nutrición y el sedentarismo”. Se estima que actualmente entre un 3 y un 5% de los chicos y adolescentes padece este trastorno a nivel global (ver aparte).

Si bien la presión elevada registrada en los estudios mencionados no equivale a hipertensión (para que se diagnostique esta última es necesario que se hagan mediciones regulares en que esa variable mantenga valores altos) sí puede ser un indicio de ese trastorno. De ahí las luces de alarma que se encienden a partir del resultado de las investigaciones realizadas en la periferia platense.

Los datos

Los estudios -realizados por el grupo de investigación interdisciplinario del Laboratorio de Investigaciones en Ontogenia y Adaptación “Dra. Evelia Edith Oyhenart” de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, integrado por antropólogos y biólogos del Conicet y de la UNLP- indagaron en el estado nutricional de más de 3.000 estudiantes de City Bell, Romero, Abasto, Olmos, Etcheverry y Los Hornos y revelaron que más de la mitad tienen sobrepeso u obesidad y que 20,5% presenta también presión arterial elevada (PAE).

Las zonas relevadas abarcan el denominado periurbano productivo platense, desde El Peligro, Villa Elisa y City Bell hasta Los Hornos en el límite con Arana, pasando por Abasto, Melchor Romero, Lisandro Olmos y Ángel Etcheverry.

Una zona con características propias determinadas por su evolución histórica, que hace que en ella se presente una situación compleja, con una población muy heterogénea y con distintos grados de ruralidad y urbanización. Un escenario que incluye desde el cordón hortícola a establecimientos industriales, barrios populares y urbanizaciones cerradas. Y que convierte a la investigación -cuyos resultados fueron publicados en 2020 y 2021 en Salud Uninorte y en la Revista Argentina de Antropología Biológica- en única en su tipo.

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Además de un 45% de chicos y chicas con sobrepeso, otro de los datos publicados indica que los valores preocupantes de presión arterial alta se concentran en varones mayores de 8 años con obesidad, y también en aquellos de familias con nivel socioeconómico más favorable.

El estudio destaca que la presión elevada es “una condición preocupante que puede desencadenar graves problemas de salud a corto y largo plazo”.

Junto a mediciones antropométricas como el peso, la talla y los pliegues cutáneos, los estudios también incluyeron una amplia encuesta a los padres y madres de los menores de edad que permitió evaluar el estado nutricional de los menores considerando el contexto socioambiental de residencia (condiciones de vivienda, nivel educativo, ocupación de los padres, accesos a servicios públicos y de salud, entre otros).

Así, a partir de los indicadores de malnutrición y presión arterial elevada analizados, como de los niveles de urbanización, pudieron diferenciar dos regiones: una al norte, comprendida por Villa Elisa, City Bell, El Peligro, Romero y Abasto, con barrios cerrados y casas quintas de la clase media alta que se fue a vivir a las afueras buscando tranquilidad; y otra al sur, formada por Olmos, Etcheverry y Los Hornos, con poblaciones más empobrecidas a pesar de tener más servicios públicos que la primera.

En esos escenarios, donde en los últimos 15 años los investigadores notaron un crecimiento de la malnutrición por exceso que convive con la desnutrición crónica, decidieron sumar la medición de la presión arterial.

Si bien los autores aseguran que los niveles de obesidad y de presión arterial elevada son alarmantes en ambas regiones, observan que las diferencias en la calidad de vida se corresponden con los indicadores antropométricos encontrados.

Los niveles son superiores en la zona sur con relación a la norte y en esos lugares desfavorecidos la relación entre ambas condiciones es mayor, lo cual significa que tener sobrepeso u obesidad allí implica un mayor riesgo de tener presión arterial elevada.

Un problema multicausal.

En diálogo con este diario, Florencia Cesani, investigadora y directora del mencionado laboratorio destacó que los niveles de presión arterial medidos entre los chicos, a los que calificó de “preocupantes”, sorprendieron a los profesionales que participaron del estudio.

A la hora de considerar las posibles razones de la alta incidencia de la presión arterial elevada, Cesani destacó que son múltiples los factores que pueden explicarla.

Entre ellos, sostuvo, se cuentan “ la mala alimentación, el estilo de vida sedentario y la malnutrición por exceso que surge cuando existe un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto de energía”.

Pero la mala alimentación y el sedentarismo no explican todos los casos.

“Hay otros factores a tener en cuenta, como los genéticos, o el estrés”, indicó la especialista.

También para explicar el exceso de peso y la obesidad -frecuentemente asociados a la presión arterial elevada en chicos y adolescentes- los especialistas hablan de una multicausalidad en el marco de “una vida que se desarrolla en un entorno obesogénico, con las condiciones dadas para que la alimentación se haya alejado de la tradicional”, dice Cesani.

Eso explica la paradoja que los investigadores encontraron en el estudio: la forma en que muchos trabajadores de la tierra que viven en el cordón hortícola platense mantienen dietas en las que predominan alimentos procesados e hidratos de carbono y en las que apenas tienen lugar las frutas y las verduras.

“Todo indica que hay un alejamiento de la alimentación tradicional que es favorecido por el marketing y la mayor disponibilidad de este tipo de alimentos en el mercado, que a su vez son económicamente más accesibles que los saludables”, dice Cesani.

¿Cómo prevenir esos factores que pueden favorecer a la presión arterial elevada entre los chicos.

Cesani indica que el primer factor es la educación: aprender a alimentarse saludablemente, que los chicos no omitan comidas, como suele hacerse en las zonas estudiadas frecuentemente con el desayuno. Omisiones que favorecen el llamado “picoteo” que “deriva en una ingesta descontrolada de alimentos entre las comidas principales y que son, en general alimentos con alto contenido calórico, sal y azúcar”.

“También se necesitan acciones desde el Estado que regulen el tipo de productos alimenticios que ofrece el mercado”, dice Cesani, quien observa que “en las zonas estudiadas encontramos que muchas veces el problema no está en la variedad de la dieta sino en el tamaño de las porciones y en la omisión de comidas principales. Además, en la presencia de dietas con bajo contenido proteico, cuando las proteínas son fundamentales para esta etapa de crecimiento y desarrollo”.

Por otra parte, Cesani dice que es necesario motivar a los chicos a abandonar el sedentarismo y las pantallas haciendo por lo menos 60 minutos diarios de actividad física.

Los estudios estuvieron a cargo, además de Cesani, de los investigadores Fabián Aníbal Quintero, María Fernanda Torres, Mariela Garraza, María Antonia Luis, Bárbara Navazo, María Eugenia Luna, María Laura Bergel Sanchís y Evelia Edith Oyhenart.

La prevalencia de la presión arterial elevada en menores va en aumento en todo el mundo

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