Protestas de vecinos: forzaron cambios en la cúpula y varias comisarías
Edición Impresa | 26 de Agosto de 2021 | 02:26

“Estuvimos encerrados por la pandemia y ahora seguimos encerrados por los delincuentes”, se quejó una mujer entre los más de 150 vecinos que se reunieron ayer en la esquina de 7 y 511 para pedir lo mismo que, en simultáneo, reclamaban los hombres y mujeres de Tolosa que hacían chillar sus bocinas camino al ministerio de Seguridad: dejar de vivir con miedo hasta en los actos cotidianos más simples, como sacar la basura, ir al almacén o llevar a los chicos a la escuela. Lo mismo reclamaron, el martes, los vecinos que marcharon con cacerolas y un megáfono hasta la puerta de la comisaría en La Loma y lo mismo exigirán hoy los de Los Hornos y City Bell en sus tradicionales caravanas de los jueves.
Con cada nuevo robo podrán decir en los barrios que las movidas no sirvieron para nada, pero en los despachos de la Bonaerense no opinan igual: las protestas erosionaron la gestión de la cúpula policial y en varias comisarías platenses, cuyos jefes fueron desplazados en las últimas horas por decisión del ministerio de Seguridad encabezado por Sergio Berni, blanco de varias dedicatorias en las pancartas de ayer.
El jefe de la Departamental La Plata, Martín Novelino, fue reemplazado por quien hasta ayer era su segundo, Diego Galarza.
También hubo cambios en las comisarías más cuestionadas: Cuarta; Quinta; Novena; Undécima; Décima y Decimocuarta y en un área extremadamente sensible, como es el Comando de Patrullas (ver aparte).
Ajenos a estos movimientos, los vecinos de Ringuelet se movilizaron ayer en una convocatoria que surgió y se extendió por las redes sociales, a caballito de la bronca que exteriorizaron con cánticos en demanda de seguridad, batiendo palmas incesantemente durante casi toda la protesta y hasta con algunos carteles.
“Sr. Berni, nos matan. Justicia. Basta de chorros”, se leía en una de las pancartas. “Queremos patrulla siempre. Ringuelet dice Basta”, escribieron en otra.
Desde las 18 y durante algo más de una hora, habitantes de esa zona se congregaron en la esquina de 7 y 511, para antes de desconcentrarse caminar encolumnados por 7 hasta 512 y luego retomar la marcha hasta 7 y 511. Los gritos incansables de “Seguridad, seguridad” fueron acompañados por automovilistas que hicieron sonar sus bocinas.
Rosa Bermúdez tiene 52 años, vive en la zona y participó de la protesta: “Hace unos meses fuimos víctimas de un robo en mi casa de 7 entre 514 y 515. Rompieron parte de un alambrado, se llevaron la moto de mi marido y algunas otras cosas que había en el parque”, contó a este diario, aclarando que “hicimos la denuncia, pero hasta ahora no tuvimos ninguna respuesta”.
“Los vecinos estamos hartos de la inseguridad -remarcó-; es como que los ladrones se adueñaron de Ringuelet”; por eso “vinieron a esta marcha familias con chicos y gente adulta mayor. Queremos que hagan algo, porque desde abril pasado el panorama con los robos se puso mucho peor”.
Los manifestantes que conversaron con EL DIA coincidieron en lamentar que ya p pueden “caminar tranquilos por la calle, porque andan motochorros dando vueltas” todo el tiempo, a la caza de la próxima víctima. Aún convencidos de que “la Policía sabe quiénes son los que andan robando”, reclamaron “más patrullajes, porque mucha gente sale a la mañana temprano de sus casas para ir a trabajar y estos delincuentes les roban lo poco que tienen”.
Otro vecino de Ringuelet, Alejandro Contrera (43), reveló a este diario una particular historia que lo tuvo como protagonista.
La protesta de Ringuelet se concentró en 7 y 511, convocada a través de redes sociales
“Trabajo en una agencia de remís de la zona y hace un mes y medio detuve a un delincuente que en la otra cuadra me quiso robar y atacarme a puñaladas, porque estaba muy drogado. Logré desarmarlo y meterlo en el baúl del coche, tras forcejear con él”, mencionó. Siguiendo con su relato, contó que trasladó al demorado hasta la puerta de la agencia y llamó al 911, pero al sujeto lo “largaron a los tres días”, a él le secuestraron el auto porque “me dijeron que no debí encerrarlo” y, encima, “cuando me lo crucé en 7 y 520 me amenazó de muerte”, contó Contreras.
“Si no lo metía en el baúl me mataba, porque amenazaba atacarme con un cuchillo. Encima, eran dos los delincuentes. El otro se escapó”.
LA CARAVANA DE TOLOSA
A la misma hora, los vecinos de Tolosa arrancaban su propia movilización contra la inseguridad, aunque la modalidad para expresarse fue distinta: decidieron trasladarse en una caravana vehicular hasta el ministerio de Seguridad bonaerense, en 2 entre 51 y 53. No pudieron llegar a la puerta.
“Tuvimos que estacionarnos en hilera sobre 51 desde 2 hasta 3, porque la Policía no permitió que nos concentremos frente al edificio del ministerio”, denunció Eduardo Hache, referente de la Asamblea Vecinal de Tolosa.
En la misma línea, otro referente de la zona, Pablo Pérez, apuntó directamente contra Berni: “Este Ministro que se muestra delante de cuanta cámara se prende no atiende a vecinos que trabajamos en la comunidad y que entendemos que hay que armar una gran mesa con todos los actores sociales para empezar a trabajar. Para el show sí, para los que pretendemos aportar no”, se quejó.
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Pasadas las 19, los vecinos que participaron de la marcha seguían esperando en la calle una respuesta al petitorio que dejaron para que sea entregado a la autoridades de esa cartera provincial.
Sobre los puntos incluidos en el petitorio, Hache detalló que “pedimos por 10 puntos todavía pendientes, como los patrullajes, los operativos de identificación de autos y motos, así como de sus conductores tanto diurnos como nocturnos, corredores escolares seguros y hasta pedimos jinetes de Caballería para que salgan a recorrer las calles”.
En contrapartida, puso de relieve que “ya nos aprobaron el destacamento de 520 y 118, como lo pedíamos también en el petitorio”.
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