VIDEO.- Federico Panizza, el artista detrás de los sombreros más especiales de La Plata

Federico Panizza es un artista platense que tiene una curiosidad innata por los sombreros. Al día de hoy no sabe de dónde nació ese interés pero sí está seguro de cuál es su camino a seguir. Desde los sombreros más extravagantes hasta insólitos, todo pasa por sus manos y el emprendimiento con “Panizza Hats” cada vez crece más.

Federico Panizza recibió al diario El Día en su taller, donde la magia comienza. Este proyecto surgió de una necesidad personal de tener sombreros y la falta de propuesta a nivel local. Incluso no lo consideró nunca como un proyecto en sí, sino que se dio naturalmente.

Al momento, “Panizza Hats” está solo a su cargo, aunque en el último tiempo se sumó Soledad Ruíz, vestuarista y diseñadora platense, encargada de la parte interior del sombrero. La idea a futuro es poder expandirse, armar un equipo y poder responder a la gran demanda que hay.

Si hay algo que tiene claro es que no quiere industrializarse. La idea de la fábrica le quita ese toque personal y único que tiene cada producto. “Acá tengo herramientas de 1930, cosas que no se hacen más, que son un tesoro”, cuenta al diario El Día. 

Los sombreros, detalló, son su pasión desde que tiene memoria. Antes de imponerse en La Plata y alrededores con “Panizza Hats”, se dedicaba al cine. “Los sombreros son de las pocas cosas materiales con las que te podes encariñar”, confiesa. No es raro verlo pasar todo el día y largas noches en su taller pero nunca se cansa. 

A la hora de crear, no se limita a un solo material. “Una vez hice uno con un trapo de piso. Otra vez estaba mirando el Hombre Araña y me inspiré. También hice uno con colmillo de tiburón”, detalla Federico. Los clientes que se acercan a su emprendimiento saben que no se van a llevar un sombrero igual a otro, por eso le piden cosas más exclusivas. 

“La pandemia no influyó artísticamente pero sí lo hizo para hacerme pensar que la vida es una sola, dejar todo y meterme en este proyecto. Me permití soltar otras cosas”, revela. Pero no fue fácil. Fue un período de mucha investigación, dedicación y por sobre todo, prueba y error. “Para mí, es la única prueba de que hay otras vidas porque no aprendí de nadie, ni vi a nadie”, detalla el artista del sombrero platense. 

Cuando se convenció de que era lo que él buscaba, no lo dudó. Vendió un auto para comprarse herramientas y hace ya tres años que está trabajando. La idea fue tenerlo como un complemento de su trabajo en el cine pero la demanda de golpe lo hizo cambiar de idea. Actualmente, con cada sombrero, el cliente se lleva una carta de tarot. Los precios rondan entre los ocho y quince mil pesos y sin dudas son un regalo único. 

El período de producción de un sombrero básico, sin contar los detalles personales, puede ser de ocho horas repartidas en dos o tres días porque lleva un proceso de descanso, de secado y luego se prende fuego para eliminar la pelusa de la lana. “Después puede haber un quemado más apuntado al diseño”, agrega. La materia prima puede ser un dolor de cabeza ya que trabaja con fieltro de lana, que no se fabrica en Argentina.

 

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