El costo de vida se acelera y los salarios otra vez perderían la carrera contra los precios

Edición Impresa

Después de un 2021 en el que la inflación llegó a 50,9 por ciento, los economistas no creen que en 2022 la velocidad de los precios pueda aminorar su marcha y, en cambio, ya hay quienes la proyectan más cerca del 60 por ciento que del 50 por ciento.

“La inflación para 2022 debería calcularse en 57 por ciento”, estimó por ejemplo el economista Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) y exdirector de estadística del Indec.

En tanto que el relevamiento de mercado que cada mes hace el Banco Central entre consultoras y universidades da para este año una inflación promedio del 54,8 por ciento y un índice del 43,4 por ciento para 2023. Con lo que la Argentina se encamina a acumular un alza acumulada en torno al 380 por ciento en cuatro años.

En este contexto, y con salarios que en los últimos 4 años perdieron en promedio un 20 por ciento en su carrera contra los precios, todo indica que el poder adquisitivo de los trabajadores se limará otro poco este año. Pues, mientras que los sindicatos avisaron que reclamarán subas en el orden del 50 por ciento, las empresas prevén incrementos de entre el 45 y el 47 por ciento, según distintos relevamientos.

El empobrecimiento de trabajadores, sobre todos los de la economía informal (cuentapropistas y en negro cuyo deterioro salarial es mayor), jubilados y beneficiarios de planes sociales es uno de los efectos más lamentables de la inflación, como lo advierte el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, que estimó que hacia fines de 2021 casi el 30 por ciento de los trabajadores tenía ingresos que no alcanzaban para superar el umbral de la pobreza. Y sumó que en un contexto de alta informalidad y precariedad, la cantidad de trabajadores “pobres” se duplicó, pasando de 12,7 por ciento en 2011 a 28,2 por ciento en 2021.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE