Papá Noel y Reyes Magos: el dilema de siempre, ¿hay que decirle la verdad a los más chicos?
Edición Impresa | 21 de Diciembre de 2022 | 04:49

De la lupa del revisionismo que atraviesa a nuestra sociedad no parece escaparse ni Papá Noel. Como ocurre en esta época del año, las Fiestas se nos vinieron encima -con sus publicidades de juguetes y sus series temáticas sólo pausadas momentáneamente por la fiebre mundialista- y muchos padres de nenes chicos se preguntan: ¿mantenemos viva la tradición navideña? ¿La humanizamos para no tener que “mentir”? ¿Dejamos que los chicos “se den cuenta”, dado que las redes sociales desenmascaran más fácilmente al barbudo? En definitiva: ¿decimos o no decimos que Santa Claus no existe y que los Reyes son los padres?
Para los expertos, los más pequeños comienzan a plantear sus dudas a partir de los 6 años
Este sábado muchos chicos esperan los regalitos en el árbol de Navidad y no son pocos los adultos que, ante la llegada de las Fiestas, se preguntan cuestiones típicas de esta época y que disparan el debate: ¿Hasta cuándo es conveniente mantener la fantasía entre los más pequeños? La costumbre de contarles a los chicos que un señor barbudo que viaja en trineo es el que reparte los regalos se ve, en algún momento, cuestionada por los propios interesados en recibir esos regalos. Y los padres, que incentivaron esa creencia y la disfrutaron junto a sus hijos durante un tiempo, en algún momento se preguntan hasta cuándo deben sostenerla.
“No hay un manual de explicaciones para este tipo de situaciones”, dice la psicóloga Luciana Forsen, especialista en infancia y para quien, aunque lo querramos como padres, “resulta imposible evitar desilusiones a determinada edad de los pequeños. La desilusión, de algún modo, es un modo de crecer”.
No son pocos los especialistas que apuntan que, una vez que la familia decide darle a Papá Noel y a los Reyes su verdadero lugar -es decir el de un mito o una tradición lúdica-, lo mejor es dar una explicación acorde a la edad. “No hay un modo específico ni correcto de decirles la verdad -se explica-. El modo en que esto se transmita va a depender del estilo y las creencias culturales y religiosas de cada familia en particular, y del vínculo que los padres hayan entrelazado con sus hijos”.
Ahora bien, no son pocos los padres que se preguntan si la verdad puede traer algún problema. ¿Qué pasa, por ejemplo, si los chicos reaccionan enojándose con los padres por haberles mentido? “No es algo improbable -se explica-. Al contrario: hasta podría leerse como un síntoma saludable que los chicos se enojen o se sientan defraudados porque les mintieron. En ese caso, lo mejor siempre es acompañarlos y darles tiempo para procesar la nueva información”.
De acuerdo a una investigación presentada por Jacqueline Woolley, profesora de Psicología y directora del Laboratorio de Investigación de Niños en la Universidad de Texas, los beneficios de creer en Santa Claus es escasa, pero hay estudios que indican que tener una imaginación muy viva puede tener algunos beneficios para los niños.
La doctora Woolley señala que los trabajos de la psicóloga Marjorie Taylor, en el Laboratorio de Investigación de la Imaginación en la Universidad de Oregon, indican que los niños que llevan unas vidas ricas en fantasías, como tener un amigo imaginario, tienen mejores habilidades sociales que los demás niños, porque quizás les proporcionan oportunidades adicionales para experimentar pensamientos y emociones.
Woolley menciona un estudio sobre las fantasías infantiles de Papá Noel, titulado “Encounter with reality: Children’s reactions on discovering the Santa Claus myth”, de los psicólogos Carl J. Anderson y Norman M. Prentice, que sugiere que, en primer lugar, la mayoría de los niños no resultan desolados del todo al descubrir la verdad y, en segundo lugar, que cualquier malestar emocional que puedan sufrir debido a ello, es de una duración extremadamente corta. De acuerdo a lo que suelen explicar los especialistas, hasta cerca de los 5 años los chicos todavía no distinguen entre fantasía y realidad y, en ese contexto, el pensamiento mágico es el que predomina.
Alrededor de los 6 años, en tanto, los niños pueden comenzar a preguntarse si Papá Noel existe de verdad. Y tal vez, dicen algunos especialistas, esta sea una buena edad para que los adultos se sinceren con los más pequeños. “Entre los 7 y los 8 años podría ser una edad -dice la experta-, porque a esa edad los chicos comienzan a desarrollar un tipo de pensamiento más abstracto y están mejor preparados para comprender la verdad”.
LOS REYES, SIN TANTOS REGALOS
Si bien estas Fiestas vienen acompañadas de una frustración económica muy grande y, en muchos casos, la imposibilidad de hacer grandes regalos, no son pocos los especialistas que desaconsejan la costumbre de darles a los más chicos demasiados obsequios durante las Fiestas.
En vísperas de la Navidad y de la llegada de los Reyes Magos, las casas se llenan de regalos que, por lo general, son más de uno por niño y se duplican o triplican con la visita a abuelos, tíos, madrinas y padrinos. ¿Es necesario regalar tantos juguetes a los más chicos? ¿Se sobreestimulan? ¿Es dañino para su futuro?
“Se trata de tener sentido común porque cuando uno le regala excesivamente cosas a los niños se confunden y se genera la falsa sensación de creer que siempre van a tener muchas cosas”, explica Nora Koremblit de Vinacur, psicoanalista especialista en niños y adolescentes. Según Koremblit, “el sentimiento de confusión en los chicos los lleva a sentir que no se satisfacen con nada, se vuelven más caprichosos, consumistas y siempre hay que comprarles cosas porque parece que lo material es lo único que los va a aliviar. Muchas veces los mismos padres son quienes piensan que reemplazan la ausencia o quieren darle todo lo que pueden, o suponen que a través del consumo son mejores padres”.
Por otra parte, la especialista destacó la importancia de “un regalo puntual que puedan compartir padres e hijos”, y aseguró que la temática del exceso de regalos aparece todo el tiempo en sus pacientes y se potencia en fechas festivas. Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra, psicoanalista y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, señala al respecto que “el regalo en sí no me parece lo más importante, lo significativo es que la historia contada sea un momento en el cual los padres puedan hablar con sus hijos y conversar sobre sus expectativas y sobre sus deseos. Es decir que sea una historia compartida en la cual lo importante no sea al valor real del regalo sino el valor celebratorio que los mismos tienen”.
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