La serie está abierta, pero eso no puede ocultar la decepción
Edición Impresa | 24 de Febrero de 2022 | 06:56

Por MARTÍN MENDINUETA
Haber pasado de verlo puntero y temible a una tan opaca expresión copera resultó sorpresivo. El debut tuvo contornos de pesadilla. El de anoche en Rancagua no fue Estudiantes.
Además de haber perdido un partido que no era imposible de remontar (el rival jugó un rato con nueve hombres), extravió los rasgos fundamentales de la personalidad que lo distingue.
La serie, que por supuesto continúa abierta, escribió un primer capítulo tan amargo como preocupante para los dirigidos por Zielinski y, también, para el propio entrenador.
TREINTA MINUTOS INICIALES SIN LA INTENSIDAD HABITUAL DEL PINCHA
Entre el respetable trato de pelota de los chilenos y la floja labor de los mediocampistas de corte defensivo albirrojos, la primera media hora mostró una versión Pincha nada convincente. El tempranero gol, si bien tuvo un toque casi imperceptible del platense Lautaro Palacios, no fue una jugada aislada ni sacada de contexto. Estudiantes empezó jugando la Copa sin la bravura que tanto rédito le viene dando en el torneo local.
Dinámico, criterioso y guiado por la cuota creativa del zurdo Germán Estigarribia, Audax fue audaz en su propuesta por no caer en el recurso del pelotazo. Apostó por un tejido de pases criteriosos que complicó también a la dupla Rogel-Noguera.
Morel, de muy floja labor, hizo pensar si su inclusión como titular no terminó siendo un error
¿Qué le pasó al equipo del Ruso? ¿Por qué salió a jugar tan distendido? ¿Lo observado fue mérito del local o una falla de consecuencias severas en el huésped de andar desconcertante?
Jugando como lo hizo no se sostenía la presencia de Morel y la derrota parcial le demandaba urgente primero un cambio de actitud rotundo y, también, una variante que le brinde mejores atributos ofensivos por las bandas.
castro, sin brillar, le aportó un poco de lógica al ataque
Algo debía mejorar Estudiantes y lo consiguió por escaso margen. De todas las modificaciones dispuestas por el DT, la única que realmente ayudó al equipo fue la del uruguayo Castro por Jorge Morel. El paraguayo estuvo entre los más flojos y puso en tela de juicio la decisión de incluirlo como titular aumentando el perfil defensivo en la línea media.
De todos modos, más allá de esquemas tácticos y planificaciones estratégicas, al Pincha le faltó, especialmente durante la primera etapa, la convicción que venía mostrando desde el inicio de la temporada oficial. Liviano, sin presión en bloque, abierto entre sus líneas y dejando espacios peligrosos que fueron bien aprovechados por el rival, el León estuvo lejos de jugar como suele hacerlo.
El árbitro, que por momentos lució confundido y cometió muchos errores, le anuló un gol que despertó una gran polémica.
Nada le salió bien al León. Falta la mitad de esta película, pero la decepción en tierra chilena no se puede ocultar.
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