Está de la cabeza

Estudiantes volvió a ser el de hace un tiempo reciente atrás. Luego del breve receso y con el regreso de sus jugadores clave, jugó un gran partido ante Vélez, al que en el segundo tiempo borró de la cancha. Goleó 4-1 para pegar primero, ser puntero del grupo C e ilusionarse con más.

Tal vez no luzca ni brille en sus gestos técnicos, pero este equipo de Ricardo Zielinski juega a lo que sabe y lo hace muy bien. Por eso tienepartidos como el de anoche ante un rival de máxima jerarquía. No dejó ni una sola duda, ganó con autoriad y tiene todo el derecho sentirse bien feliz.

Fernando Zuqui, Mariano Andújar y Leandro Díaz fueron los pilares de un equipo que cada vez que lo propuso hizo estragos en el área de un rival que conforme pasaron los minutos se fue desinflando.

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El primer tiempo fue vibrante y lleno de emociones. Tuvo de todo y dejó la pregunta al irse al descanso: ¿Qué más van a poder ofrecer para seguir con la intensidad tan alta? Sólo al Pincha le quedaron cosas por mostrar.

Desde el vamos ese duelo de estilos quedó en evidencia. Vélez apostó al manejo y tenencia de la pelota. Y a atacar con seis hombres cuando recuperó la pelota en la mitad de cancha. Así llegó muchísimas veces hasta el arco de Mariano Andújar, la primera vez a los 10 segundos, dejando en evidencia que por más que Zielinski haya puesto cinco defensores no la iba a tener nada fácil.

Pero Estudiantes tiene un fuego sagrado que le permite estar en partido aun en desventaja. O tal vez no sea tanta desventaja, porque a pesar de correr desde atrás la pelota casi todo el primer tiempo tuvo más y mejores chances de gol que su rival.

En ese sentido la pelota parada fue el arma letal que en esos 45 minutos la visita no supo cómo contrarrestar. Cada pelota que cayó en el área de Hoyos, sobre todo las que venían desde lo alto, fueron una verdadera promesa de gol. Como hace 50 años el equipo de Osvaldo Zubeldía, anoche el de Zielinski también le sacó jugo.

Zuqui fue la figura del Pincha y del partido. Hizo todo bien el volante, en defensa y en ataque

Así llegó el primer gol del partido, que lo hizo Emmanuel Mas tras desviar de cabeza un centro quirúrgico de Fernando Zuqui, algo más que el estratega del equipo. Este Estudiantes, sin Zuqui, casi que le costaría competir con ta ta exigencia. El ex Boca, a los 5 minutos, hizo explotar al estadio en su primer gol con la camiseta roja y blanca.

Desde entonces empezó el show de Vélez, con Lucas Orellano por derecha, Janson por izquierda y Lucas Pratto por el centro. Los tres, siempre abastecidos por Perrone, Cáseres y Florentín, descolocaron a todo Estudiantes, que sufrió mucho y solo por la mala puntería y otra buena tarea de Mariano Andújar no fue quebrado antes.

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Pero todo lo que sufrió en defensa lo compensó con su poderío en ataque. Es que cuando pudo recuperar la pelota (un 36 por ciento sobre su rival) llegó y mostró sus argumentos. Cada falta era medio gol para el Pincha, que con Noguera Rogel y el propio Leandro Díaz hizo lo que quiso en la cancha de arriba.

Pero cuando parecía que ese primer tiempo quedaba para el Pincha llegó un nuevo error defensivo, tras un centro desde la derecha por una falta de Pellegrini (otro punto alto del equipo) sobre la raya. Fallaron los centrales y por el segundo palo ganó Pratto para dejarle el gol a Lucas Janson, que de cabeza metió el 1-1. No necesitó VAR Eduardo Cardozo para ver el gol.

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El empate fue un baldazo de agua fría pese a no sorprender a tantos en el estadio. Mejoró Vélez, o al menos eso quiso, porque en la siguiente pelota parada al área encontró a Noguera-Díaz-Rogel dispuestos a hacer lo suyo otra vez. El uruguayo, con su muslo derecho, marcó el 2-1 para poner a su equipo arriba y ser el máximo goleador del Pincha en esta Copa Libertadores.

En el segundo tiempo la diferencia fue mayor. Estudiantes fue mucho más que Vélez. Los dos siguieron jugando a lo que saben, pero la diferencia es que el local lo hizo mucho mejor. Y sobre todo luego del tercer gol, que potenció sus habilidades.

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Iban 7 minutos cuando Lautaro Gianetti (que debió irse expulsado antes por sus reiteradas infracciones) falló en el salto y dejó al Loco Díaz camino al gol. El tucumano, que en la jugada final del primer tiempo había definido muy mal ante la salida de Hoyos,le cedió el gol a Gustavo Del Prete, que puso la pelota junto al palo izquierdo. Gol para un antes y un después en el partido.

El 3-1 le dio tanto aplomo a Estudiantes que sacó de la valija toda la ropa para la fiesta. Cada vez que pasó la mitad de cancha, siempre con Fernando Zuqui como emblema, hizo un desastre. Lo tuvieron Díaz, Del Prete, Pellegrini y el recién ingresado Mauro Boselli. Fue un concierto de fútbol, tal vez no tan vistoso como su oponente, pero tan efectivo que hizo sacarle piel a los hinchas en las tribunas.

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Recién en el final liquidó un partido que adentro de la cancha estaba cerrado mucho antes. Lo hizo el pibe Franco Zapiola, de contragolpe y con la cesión de la pelota de Boselli, que no fue nada egosísta pese a faltarle un gol para ser el máximo goleador de Estudiantes en la historia de la Copa Libertadores. El 4-1 puede ser exagerado, pero hubo esa diferencia, sobre todo en el segundo tiempo. Estudiantes logró un triunfo de novela para pisar fuerte en la Copa, arrancar en puntay ilusionarse con más partidos como el de anoche. Estudiantes está de la cabeza...

El abrazo de Mauro Boselli con Franco Zapiola, quien cerró la goleada ante Vélez / Demian Alday