La juntada con amigos cuesta seis veces más cara que hace cuatro años

El Indec registró un 6% de inflación en abril y llegó a 58% en los últimos 12 meses, la más alta en 30 años. Para graficar este fenómeno de la economía, un estudio analizó un clásico argentino, el encuentro con amigos con pizza, cerveza, gaseosa y helado, y desgranó números lapidarios: esta juntada nos cuesta seis veces lo que costaba cuatro años atrás. En el camino, inflación n mediante, perdimos 7 pizzas caseras, 79 kilos de harina, casi 6 kilos de queso y 33 paquetes de aceitunas y 180 vasos de bebida para compartir, al tiempo que los salarios reflejan una caída del 21%.

Según revela un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) en su edición “Pizza con Amigos”, a través de lo que denominan “Changómetro”, una medición propia sobre la evolución de los precios de distintos rubros alimenticios al profundizar sobre la inflación producto por producto.

Este “termómetro” de la inflación cotidiana indica que esta reunión con amigos hoy nos cuesta más de seis veces que en 2017. “Este informe es una fotografía de un momento, de una experiencia compartida, para reflejar cómo la pérdida de valor de nuestros pesos afecta nuestra vida. Un par de pizzas caseras, dos cervezas, una gaseosa y un helado, en 2017 nos salía $580 y hoy sale $3.400, seis veces lo que costaba ($2.820 más)”, advirtió Natalia Ariño, economista de FADA.

La inflación de los últimos 12 meses es del 58% y se espera al menos un 65% para todo 2022

El “Changómetro” de este mes refleja la foto de cuatro adultos que se juntan a comer y cocinan dos pizzas, una especial y una de palmitos. Para tomar, buscan un par de cervezas con una gaseosa y compran un pote de helado de postre. Esos mismos productos valen 6 veces lo que costaban en diciembre 2017. En cuatro años, ese ritual de la mesa argentina de fin de semana, compartir partidos de fútbol y otras juntadas, se encareció exponencialmente.

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“Nuestro billete de $1.000 perdió la capacidad de comprar 79 kilos de harina, casi 6 de queso, casi 4 de jamón, 41 latas de tomate y 33 paquetes de aceitunas. Si nos gusta la de palmitos, en cuatro años perdimos 43 sachets de salsa golf y 22 latas de palmitos. Si vemos las bebidas, nos perdimos 180 vasos entre gaseosa y cerveza. Con el helado quedaron los 4 potes en el camino, no nos alcanza ni para uno”, afirmó Ariño.

“Un análisis obligado al tratar este tema es ver qué pasó con los salarios en estos años, si acompañaron el ritmo de la inflación”, comentó David Miazzo, Economista Jefe de FADA. “Al comparar diciembre 2017 y marzo 2022, vemos que los salarios reales promedio cayeron un 21%”, advierte Miazzo. Los trabajadores del sector privado registrado perdieron un poder de compra promedio del 17% y el sector público 18%. Los no registrados un 34%, los más perjudicados. “Esto equivale a decir que si un trabajador informal ganaba $1.000 hace cuatro años, hoy gana $660”, completa Ariño. “Sin embargo, hay medidas que pueden tomarse para poder “tratar” la fiebre de la inflación: son tres y no puede faltar ninguna: reducción de la emisión, equilibrar el gasto público y generar confianza en la economía del país”, informan en el estudio.

Al comparar diciembre 2017 y marzo 2022, los salarios reales cayeron un 21%

Si analizamos en valor de los productos que necesitamos para preparar estas pizzas, descubrimos que con ese billete en diciembre 2017 comprábamos 90 kilos de harina ($11) y hoy sólo 11 ($86). Con el queso sucede lo mismo, comprábamos casi 7 kilos ($148) y ahora apenas 1 ($945). Y las 51 latas de tomate que nos alcanzaban ($19,50) hoy se redujeron a 10 ($99). Después está decidir los producto, qué le ponemos arriba: si aceitunas, palmitos, salsa golf, jamón, todo eso presenta aumentos considerables en estos últimos años, destaca el informe.

También explican en el análisis la evolución de una compra en el supermercado, el mismo changuito con los mismos productos hoy nos cuesta más de 6 veces lo que costaba en 2017: lo que nos salía $1.000 en 2017 hoy nos cuesta $6.481.

El Changómetro nos deja ver que la inflación afecta a todo tipo de productos. “Pensemos en estas pizzas con amigos: no solamente subieron los ingredientes para la cena, también subió el servicio de telefonía que usaron para organizarse y los alquileres de los inmuebles. Pasa lo mismo con los útiles escolares, con la obra social, con todo. Porque el problema no es de un sector u otro, el problema es que nuestro peso cada vez vale menos”, explicó Miazzo. Por este motivo, no son efectivas medidas como restringir exportaciones, poner controles de precios, congelar tarifas y precios o buscar culpables de las subas de precios de la lechuga o el huevo, “porque el problema no está en una cadena productiva en particular, o en un empresario malo”, concluye el economista.

“El billete de $1.000 es el de mayor valor que tenemos en Argentina, y día a día vemos cómo nos alcanza para menos”, sostuvo Ariño.

Con una inflación del 6% en abril, la inflación de los últimos 12 meses es del 58% y se espera al menos un 65% para todo el 2022. “Este número nos preocupa, no sólo por ser alto, sino también porque se llegó a este punto con un tipo de cambio que viene atrás de la inflación y con tarifas de los servicios públicos y el precio de los combustibles atrasados. Esto significa que hay inflación contenida, que seguirá presionando los próximos meses”, advirtió el Economista Jefe de FADA.

“La inflación afecta más a los que menos ingresos tienen. Por un lado, porque gastan una mayor proporción de sus ingresos en necesidades básicas, por lo que no pueden defenderse de la inflación, a diferencia de quien tiene capacidad de ahorro. Y, por otro lado, porque quienes menos ingresos tienen muchas veces trabajan informalmente, por lo que les cuesta más defender sus ingresos contra la inflación”, explica Miazzo.

Desde FADA sostienen que se puede hacer algo para “tratar” la fiebre de la inflación. “Los primeros pasos en el largo y duro camino de reducir la inflación son equilibrar el gasto público, dejar de imprimir pesos y crear un plan económico sólido que ayude a generar confianza. Si alguno de estos elementos falta, nunca saldremos del hueco”, advirtió Miazzo.

“Mientras que como país no logremos controlar definitivamente la inflación, será muy difícil crecer sostenidamente, generar empleo y lograr que los salarios mejoren de manera genuina”, concluyeron desde FADA.