Perros en soledad: evolución, ansiedades y frustraciones

Sabido es que los perros ganaron compañía pero al mismo tiempo perdieron independencia emocional. Desde ahí, un vínculo afectivo muy estrecho entre los perros y nosotros puede llegar a generar una compleja dependencia que incide en su comportamiento. Asimismo, no poder dominar las emociones y tener consecuencias en la conducta no es privativo de perros pequeños. Lo que interesa es el grado de vinculación. 

La mayoría de los perros esperan atentos y con impaciencia, la llegada de su tutor en el horario cercano a su llegada a casa. Recientes investigaciones indican que, aunque la situación de tolerancia frente a la ausencia es la más usual, a veces el distanciamiento físico entre el perro y su tutor, su compañero humano, no se hace soportable y se puede generar un grave estado de malestar que se define como ansiedad por separación.

El perro actual tiene un vínculo emocional que se parece mucho a las características y esquema de dependencia afectiva que emergen en las relaciones entre las personas.

Claro está que, hay diferencias en este sentimiento entre perro y perro. Muchos aprenden que los seres humanos cuando se van luego vuelven, y toleran esta ausencia descansando o realizando alguna actividad sin connotaciones patológicas de la conducta. Pero en algunos casos la dependencia, el vínculo, el lazo es tan intenso y estrecho que resulta imposible tolerar la ausencia, sienten que les falta algo y somatizan a partir de ladridos compulsivos, gemidos, eliminación inadecuada, acciones motoras, roturas, y muchas otras manifestaciones, lo que implica un descontento ansioso y patológico. Y son los perros denominados "de compañía quienes tiene más tendencia a padecerla. 

Asimismo, saber estar solo es un aprendizaje que debe formar parte de la educación integral del perro. Es necesario incluir en el bagaje educativo el hecho que los humanos podemos irnos, pero volvemos.

La relación entre perro y ser humano no siempre fue tan estrecha como lo es actualmente ya que los antepasados de la estirpe canina fueron los lobos, que carecían de esa dependencia cercana con los seres humanos.

Finalmente, vale destacar que, cuando los lobos se domesticaron y se convirtieron en perros ganaron en compañía, en una mayor facilidad para alimentarse y en obtener más fácil refugio pero perdieron una gran parte de su autonomía emocional.

 

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