A Brasil con una mejoría que no le alcanzó para torcer el rumbo

Sin goles no hay paraíso. Estudiantes, mejorado en su postura colectiva con respecto a lo hecho ante Boca, hizo bastante esfuerzo, pero le faltaron claridad y precisión (virtudes esenciales) para alcanzar el desashogo que tanto necesitaba alcanzar en la previa del tan esperado viaje a Curitiba.

Con el Loco Díaz bien marcado, Boselli todavía ausente, Méndez simplemente voluntarioso y un libreto ofensivo general que no logra repetir sus mejores épocas, el León del Ruso llegará a Ezeiza siendo plenamente consciente de que no está pasando un buen momento.

El latiguillo “apuesta todo a la Copa” adquiere su mayor relevancia en horas donde ya nadie discute que el cruce de cuartos de final marcará el rumbo de un ciclo sumamente positivo que hoy siente el peso de cierto desgaste. El Ruso marcó época en Estudiantes (eso nadie se lo podrá arrebatar). Las próximas semanas elaborarán otro fortísimo episodio que le otorgarán un tinte decisivo a su ciclo en la institución.

EMPEZÓ CON SALUDABLE ÍMPETU, PERO LE FALTARON IDEAS CLARAS

Desde el inicio, Estudiantes le hizo saber, tanto a Banfield como a sus propios hinchas, que quería cambiar la fea imagen dejada en La Bombonera yendo a buscar el triunfo con indiscutida decisión.

El cántico de apoyo al Ruso fue un claro mensaje para poner el ánimo bien arriba antes de ir a Brasil

Vivas les recalcó a sus jugadores que debían aguantar el envión “hambriento” del local y así lo hicieron. La presión alta del dueño de casa era efectiva hasta el momento en que cada jugada le demandaba precisión para llegar al gol. Allí perdía claridad.

El solitario zurdazo de Piatti, desde afuera del área, que exigió a Cambeses fue la muestra que ratificó el diagnóstico: El Pincha tenía fuerzas y ganas de ganar, pero no encontraba el camino acertado.

CUATRO CAMBIOS TENIENDO EN LA CABEZA A ATLÉTICO PARANAENSE

El Ruso puso al uruguayo Mauro Méndez para elaborar un primer concepto, a Zapiola porque lo necesita siempre cerca, a Rollheiser porque luce con toda la pinta de que le va a dar la titularidad en Brasil, y sacó a Zuqui por ser su general más valorado en la mitad de la cancha.

Hizo las variantes para atacar mejor a Banfield, aunque también porque hace rato que tiene el doble choque copero dándole vueltas en su mente.

Este empate no agrega ni quita “leña del fuego”. Si se convierte en semifinalista del torneo más seductor del continente, el mundo pincha (que ya lo quiere, respeta y le agradece todo lo que hizo) se rendirá a sus pies.

En cambio, si el capítulo internacional terminara en los próximos días, varios indicios conducen a un final de etapa por el sólo hecho de ambicionar un impulso de crecimiento.

En horas empezará la función más esperada. No habrá grises. El peso de lo que afronta será disparador de conclusiones extremas.

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