VIDEO. “Estoy acabada, sin más ganas de vivir, pero quiero un poco de paz”
Edición Impresa | 3 de Enero de 2023 | 01:50

María Graciela Sosa Osorio, la madre de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado el 18 de enero de 2020 frente al boliche “Le Brique” de Villa Gesell, que nunca más volvió a abrir sus puertas, aseguró que ella es “una mujer acabada”, que su hijo “era un ángel” y que no comprende cómo chicos de su misma edad lo atacaron y le “arrebataron la vida”. Fue al declarar en la primera audiencia del juicio a los ocho imputados del crimen, que se lleva adelante en los tribunales de Dolores.
“Éramos inseparables. Éramos una familia feliz, humilde, que tratamos de inculcar los mejores valores a nuestro hijo. Era un chico muy sacrificado, desde chiquito”, agregó conmovida, al declarar como la primera testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1.
“No comprendo, y nunca aceptaré, cómo chicos de la edad de Fer le hayan hecho esto. Lo atacaron por la espalda, lo tiraron por el piso, le reventaron la cabeza...ese cuerpito que yo lo tuve nueves meses en mi panza”, dijo en un tramo de un testimonio cargado de llanto y emoción, al punto de que en dos oportunidades la jueza que preside el tribunal le preguntó si estaba en condiciones de seguir.
“No tuvieron piedad. Le llamaban ‘negro’. Era mi príncipe. Lo educamos tanto y que de un día al otro aparezcan en su camino. ¿Con qué derecho le arrebataron la vida?”, preguntó Graciela delante de los acusados por el homicidio de su hijo.
Y continuó: “No tengo nada, no tengo razón para vivir. ¿Saben lo doloroso que es ir al cementerio, tocar la foto de él y no tener respuesta? Somos huérfanos para siempre. Quiero un poco de paz”.
“Yo extraño muchísimo a Fernando. Van a hacer tres años, para mí es como que el tiempo se detuvo. A veces pienso que es una pesadilla. Pero no es así: Fernando está muerto. Se fue para siempre de nuestra vida. Mi chiquito hermoso tan bueno. Que me dio tanta felicidad. Yo ya soy una mujer acabada, sin vida, sin ganas de vivir. No sé de dónde saco la fuerza, pero sigo adelante. Extraño tanto ese abrazo, que el día de la madre yo no pueda escuchar ‘feliz día mami’”, señaló la mujer, cuyo testimonio hizo llorar hasta al personal policial, que escuchaba desde la puerta del recinto.
Luego, describió a Fernando como “un chico feliz, humilde, tímido” y con “muchísimos amigos” y a quien decidieron darle todo su apoyo cuando al terminar la escuela secundaria decidió “estudiar la carrera de abogacía”.
“Hice todo lo posible para que nunca le faltara nada. Y sobre todo le di mucho amor. Mucho amor le di a Fernando”, agregó.
El debate por el homicidio del joven estudiante de abogacía se inició pasadas las 10 en los tribunales situados en Belgrano 141, donde los ocho rugbiers fueron trasladados desde el penal local, situado a diez cuadras, custodiados por una veintena de efectivos del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23), quienes cumplen prisión preventiva desde hace casi tres años y que estaban alojados en una unidad penitenciaria de Melchor Romero, fueron llevados a Dolores el día previo al juicio y hoy presenciaron toda la audiencia sentados en el banquillo y sin pedir declarar, lo cual pueden hacer en cualquier momento del debate.
Todos ellos afrontan una acusación como coautores del “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, que prevé la pena de prisión perpetua.
El debate se reanudará hoy a las 9 con la declaración de los amigos de Fernando y de la novia de la víctima.
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