Guido Carrillo: el difícil año del regreso terminó con un gol que valió una estrella

Cuando a los 8 minutos del segundo tiempo Guido Carrillo empujó la pelota al fondo del arco de Beto Bologna tras un jugadón de Leo Godoy, no sólo cambió la historia de un partido que había sido adverso en los primeros 45 minutos: también le puso un final feliz al año de su regreso a Estudiantes, con todo lo que le costó la readaptación al fútbol nuestro de cada día tras su paso por China, con lo caro que pagó la sucesión de lesiones. Con esa sonrisa de oreja a oreja del grito de gol. Con esa emoción cuando un nuevo título ya era una realidad. Nadie fue más feliz anoche que Guido Carrillo.

Ya le había convertido a Boca en las semifinales, apenas iniciado el encuentro. Con el gol de ayer, alcanzó a Mauro Méndez y Mauro Boselli como los goleadores pinchas en la Copa Argentina. Sin embargo, el festejo de anoche en el estadio Ciudad de Lanús fue mucho más allá de lo meramente estadístico. Fue el desahogo después de comenzar lejos de su nivel, de ser tema de discusión de los hinchas. Sin embargo, siempre el delantero tiene un gran aliado y a los jugadores de experiencia y jerarquía no les falla. El gol, siempre, ayuda a quienes viven por y para él.

Lo vivió en el final con los nervios y la impotencia de quien ya no puede hacer nada por su equipo. Su salida a los 26 minutos del segundo tiempo para permitir el ingreso de Mauro Boselli (otro bronce de la historia de Estudiantes que tuvo una despedida acorde a su grandeza ) le dejó el papel de apoyar desde el banco, entre los gritos de aliento a sus compañeros y la mirada a ese reloj cuyas agujas parecían inmóviles.

El pitazo final de Nicolás Ramírez desató la locura dentro y fuera de la cancha. Un festejo a la altura de una nueva estrella, más especial aún para aquellos jugadores que -con una historia enorme en el club- volvieron para dar una nueva vuelta olímpica.

Mariano Andújar (peleando mano a mano con Poletti por ser el mejor de la historia pincha), Mauro Boselli, Pablo Piatti, Federico Fernández y Guido Carrillo pusieron en juego sus medallas y festejaron de manera especial un campeonato ahora compartido. “Muchos volvimos para lograr esto. Dejamos los egos de lado, se apoya cuando no se juega y acá está el resultado”, dijo Carrillo en la previa de los festejos con sus compañeros. Para él, fue el primer campeonato con la camiseta roja y blanca.

Antes había demostrado toda su alegría ante los micrófonos de la transmisión oficial. “Es una alegría hermosa. Esto es algo incomparable. Este grupo se merecía terminar así. Había que ganar porque las finales se ganan y así fue”, expresó el delantero nacido en Magdalena.

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“Esto es incomparable. Por suerte pude ayudar convirtiendo y va a ser un momento que no lo voy a olvidar nunca”

El delantero, que vive del gol, tuvo un reencuentro estelar con la red. Apareció cuando tenía que aparecer, con goles claves en las semifinales ante Boca y en esta final inolvidable. “Por suerte pude ayudar convirtiendo y va a ser un momento que no me voy a olvidar nunca”, alcanzó a poner en palabras sus sensaciones previas al festejo.

Trece años y un día después del último título logrado por Estudiantes de la mano de Alejandro Sabella (presente en la remera de Mariano Andújar en el festejo final) en el Apertura 2010, Carrillo no olvidó ni a Sabella ni a la hinchada que llevó una multitud a Lanús. “Dedicado va a Alejandro, a toda esta gente que se merecía volver a festejar. Acompañaron todo el año así que esto es para todos los hinchas de Estudiantes”, dijo el autor del gol del campeonato.

El pibe que debutó a los 19 años, a los 24 años fue transferido al fútbol europeo. Mónaco en Francia, un breve paso por Southhampton en Inglaterra, el viaje a España para jugar mejor en Leganés que en Elche terminaron con una apuesta puramente económica, el viaje a China para jugar en el Henan Songshan Longmen. Solamente duró un semestre, con apenas 10 partidos. El corazón, sobre todo, determinó su regreso a casa.

Y cerca de los afectos anoche disfrutó su primer campeonato en casa. “Vino mucha gente de Magdalena y lo festejé con mi hermano, con mi familia, con mis amigos”, señaló el pibe que se hizo hombre y terminó de una manera imposible de mejorar el 2023.