“John Wick 4”: un ballet de balas

Cuando comenzó la saga “John Wick”, nadie suponía que habría una secuela. La película era el proyecto de un guionista sin suerte en la industria, un tal Derek Kolstad, escritor de películas de acción de bajo presupuesto que un buen día en 2012 escribió un borrador sobre un asesino que quiere vengar la muerte de su perro, modelado en las viejas películas de venganza que modelaron su infancia.

Ese guión terminó en manos de dos dobles de acción que habían fundado su propio estudio: Chad Stahelski y David Leitch, a quienes Kolstad le pidió que coreografíen algunas de las escenas de la película. Ellos querían dirigir, en cambio, el filme. Y así nació la primera “John Wick”, un proyecto chico hecho con unos magros 20 millones de dólares. Y tampoco es que la rompió en la taquilla, como para explicar tres secuelas (“John Wick 4” se estrena hoy en las salas locales) y una más en producción: “John Wick” apenas pasó los 80 millones de dólares en salas.

Pero el boca en boca convirtió a Wick en una película de culto, una para los fans de la vieja escuela de acción que odian las pantallas verdes y la heroicidad moderna. Así, llegaron la segunda y tercera parte de “John Wick”. La tercera entrada recaudó más de 300 millones de dólares. La cuarta, estreno de la semana, fue realizada por 90 millones de dólares, casi cuatro veces más que la original.

La saga de “John Wick” continuará con una quinta entrega que ya se está produciendo

LE PUEDE INTERESAR

“Ronin”: jóvenes errantes en busca del camino propio

LE PUEDE INTERESAR

El regreso de Mirtha a la televisión: “No se sabe nada, no tengo fecha”, dijo La Chiqui

Y buena parte de ese éxito lo debe la saga a Stahelski, ex doble de acción (de hecho, fue el doble de Keanu Reeves, el protagonista de “John Wick”, en “Matrix”) que habla el mismo lenguaje visual que pretendía Kolstad y que ha construido una franquicia de acción vibrante, que siempre se siente real, donde la carne duele, de verdad, sin caer en el realismo torpe y cruento, o la cámara movida hasta que no se entiende; sin que la acción deje de ser un espectáculo maravilloso.

El protagonista de la saga, de hecho, se refirió a la cuarta entrega como “casi como un ballet”. Keanu Reeves se ha convertido en un impensado héroe de acción, en parte gracias a “Matrix”, y la fama que ha ganado por interpretar al brutal pero elegante John Wick, un asesino a sueldo que en esta nueva entrega se dedica a aterrorizar a los turistas en lugares como Montmartre o el Arco de Triunfo, quizás esté superando a la que acaparó como Neo.

“Me encanta una buena película de acción”, confiesa Reeves. “Poder filmar en frente del Sagrado Corazón, en Montmartre, rodar durante la noche en las calles... todo eso fue muy especial”, aseguró.

Por supuesto, al filmar en estos espacios donde todo es fragil y costoso, uno pensaría que lo hicieron con un montón de pantallas verdes. Pero Reeves ya avisa que no: que la película respetará lo que la hizo amada. “Utilizamos tecnología digital, pero nos gusta más el movimiento visceral de los cuerpos, la violencia, en carne y hueso. Es casi como un ballet”..

La acción ha sido la clave, sin dudas, de la saga. El argumento inicial de la primera película “John Wick” (2014) parecía anodino: un asesino que decide vengar la muerte de su perro. Pero se convirtió en uno de los más exitosos de Reeves, por ese encanto “vieja escuela” de la propuesta, pero llevado a la modernidad. También lleva ese encanto el personaje de Reeves: un asesino implacable pero ya avejentado, a la manera de Clint Eastwood pero atravesado por el cine desfachatado de acción de John Woo.

En opinión de Reeves, la tensión interna del personaje, más allá de sus alocadas volteretas, es lo que mantiene a la audiencia enganchada a la serie. “El hombre John Wick y el asesino John Wick... casi parecen rivales, pero en realidad están conectados”, asegura. “Ese juego, esa tensión creo que son fascinantes”.

Cansado, golpeado, maltratado a lo largo de una nueva entrega, Wick, dice Reeves, es un buen papel para sus años maduros. “El rol en ‘Matrix’ fue fantástico, una experiencia que me cambió la vida cuando era joven. John Wick es más para mis 50s”, se ríe Reeves.

Reeves empezó muy joven en la televisión canadiense, y saltó a la fama con “Mi mundo privado” (1991), con su cómplice, el actor River Phoenix (que murió después). Ahora, al borde de los 60 años, ¿quizás llegó el momento de aparcar todas esas escenas tan arriesgadas?

“¡Me estoy acercando!” reconoce Reeves. ¿llegué al límite? Pues no lo sé”, añade.

“Lo que hacemos no es fácil... Necesito entrenar durante meses antes de lograrlo. Necesito un montón de especialistas, y un director que tenga la visión necesaria para crear las imágenes, el diseño, la música, la ropa...”.