Natalie Pérez: “Empecé a hacer música porque sentía que estaba dormida”

La actriz vendrá con su proyecto musical a La Plata esta noche, mientras termina de producir su tercer disco en cinco años. En diálogo con EL DIA, relata por qué decidió lanzarse a la canción tras dos décadas actuando

Edición Impresa

Hace cinco años, Natalie Pérez decidió perseguir un viejo anhelo: había comenzado a actuar a los 10 años, pero siempre había querido ser cantante, y trabajar tantos años a las órdenes de otros había puesto en segundo plano a la Natalie creativa, a su expresión personal. “Sentía que era medio una marioneta”, confiesa, en diálogo con EL DIA.

Pero todo cambió en 2018, cuando decidió dar el salto hacia la música: dos discos, casi tres, después, llegará en medio de ese viaje musical a La Plata, para presentarse, esta noche desde las 20, en la sala de 58 entre 10 y 11.

Viene con el último hit de su factura, “TQT”, parte de su tercer álbum que todavía no ha visto la luz y un tema que “habla un poco de esa dualidad de querer algo diferente pero también sentir temor a perseguirlo o buscarlo. De alguna forma todos lideramos batallas internas y muchas veces combatimos fantasmas, el miedo a la insuficiencia”.

¿Una canción de romances y frustraciones que encubre una letra sobre sus propias búsquedas artísticas? “Leí a alguien el otro día que cuando uno explica la canción la limita en el imaginario del resto…”, se ríe, consultada al respecto, la actriz que comenzó su recorrido en “Chiquititas” y que se luce en “Casi feliz”. “Lo bueno es que la interpretación es algo amplio: puede ser una canción para un amor, para la fama, para los cambios de carrera, las adicciones, la religión, una pasión… No es exclusivamente ‘era actriz y ahora canto’, pero tiene que ver con eso… A la vez, es un poco más allá de un amor o una pasión que está bien o mal, es todo lo que tiene que ver con el camino a recorrer”.

Ese camino que para ella estuvo lleno de esa “dualidad”, pero también de una pulsión: “Necesitaba poner mi artista al frente, sentía que estaba dormida, solo siendo guiada por otros. Obviamente, uno aporta como actriz lo suyo, te dicen qué hacer pero uno tiene su potencia. Pero tenía esa necesidad de explorarme a mí misma, de explorar qué había pasado con esa Nati que había comenzado a trabajar a los 10 años con la intención de cantar y que después se dedicó a la actuación: sentí que la vida se pasaba. Se me estaba pasando, se me estaba pasando…”, explica Natalie.

“Sentía que algo tenía que cambiar en mi, sentía que me estaba durmiendo, que estaba cómoda. El trabajo como actriz me funcionaba cada vez más, me requería más tiempo… y no quería quedarme con las ganas. Y quería manejar mis propios horarios, siendo una mujer que empezó a trabajar a los 10 años”, agrega.

Fue una especie de volver a empezar, a los 31 años. Aunque ella no lo ve tan así: “Es cierto que tuve que empezar de nuevo, pero la gente me quiere, por más que tenía que hacerme valer, que la gente crea en lo que estaba haciendo… Pero no voy a decir que empecé de cero: empecé con una base”, afirma.

Tampoco concede que se haya tratado de un acto de coraje, de un salto al vacío. Evidentemente autocrítica, tendiente a minimizar lo propio, Natalie concede que “es difícil hacerse cargo, nos quedamos con lo que hacemos mal, no con lo que hacemos bien. Sería hermoso que diga ‘que buen laburo, Nati, que buena decisión’. Pero yo me peleo mucho conmigo, entonces no me lo digo. Me sirve cuando hago entrevistas y me lo preguntan y caigo en la cuenta: podría haber sido todo malo, y fue todo bueno”. Sí valora, de todos modos haberme “mantenerme firme con mis convicciones, con mis ideales”, contra viento y marea. “Es lo más difícil en cualquier profesión. Y eso es lo que me enorgullece”.

CAMINO AL TERCER DISCO

Natalie Pérez llegará a La Plata esta noche con tres canciones de su tercer disco, de próxima salida, ya adelantados a través de las plataformas musicales. Y promete, además, un repaso por el repertorio que le ha dado millones de escuchas en Spotify y YouTube, mientras termina de editar los restantes temas del álbum por venir.

 

“Creo que la música con instrumentos en vivo nunca se va a perder, por más que pase de moda, que las máquinas nos superen”

 

Ese trabajo, adelanta, está hecho de canciones que “ya están hechas hace mucho rato, de hecho, varias se escribieron en cuarentena”. Un momento, reconoce, “de mucho stock. Tanto tiempo en la casa, sin otros compromisos… Tuve tiempo para la creatividad”.

“Todo el mundo estuvo en stop, y cada uno lo vivió a nivel personal. Nosotros decíamos los artistas no salimos a tocar… pero había cosas peores”, recuerda de aquellos días que hoy parecen lejanos. Natalie recuerda que “tuve la suerte de trabajar bastante”, aprovechando que la gente consumía entretenimiento como nunca: rodó una serie, “Casi feliz”, también hizo un show virtual, “Ritual”, y otros espectáculos virtuales para empresas.

Además, terminó su segundo disco, “Detox”. Y siguió componiendo temas, que aparecerán en este tercer trabajo que “está casi todo el disco producido, faltan detalles. Fui sacando en singles porque la industria funciona un poco así, tenés que ir sacando de a uno porque hay tanta data dando vueltas que el disco queda perdido”.

En el nuevo trabajo “hay un bolero, una balada pop, una rumba, algo de folclore”, reflejo de su forma de vivir la música: “Me gusta explorar, soy movediza, ciclotímica, cambiante. Lo mismo me pasa cuando escucho, escucho música variada. Entonces, a la hora de componer, las compongo desde los recuerdos que tengo de cosas que me inspiraron, y siempre hay un poco de todo”.

Pero no es que las canciones sean de un género puro, sino que son temas “con esos elementos, pero siempre con mi estilo”. Y “manteniendo la música orgánica, tocada por un músico de verdad, aunque fusionado con algo más actual, un beat, un bombo electrónico, un poquito de autotune pero por una cuestión estética… Es un disco un poco más moderno”.

Pérez viaja siempre con sus músicos y “me gusta tener una banda que me abrace”, pero tampoco rechaza las máquinas modernas. “Yo también consumo lo que se escucha ahora”, dice, aunque confiesa que ese tipo de cajas rítmicas son “como una droguita” que “un poco me gusta pero también un poco me aburre”. “Lo que pasa es que una puede mantener su estilo, pero si vos te querés comprar un jean Oxford cuando se usa el chupín, no vas a conseguir Oxford en ningún lado. Ir en contra de lo que le gusta a la gente, de lo que a mi también me gusta, no tiene tanto sentido. Y es también no quedarse atrás, estar actualizado”.

Sí explica, de todos modos, que las pistas son en sus shows apenas un complemento. “Si salta la pista, mi show continúa, no pasa nada. No puedo tener una banda de catorce personas, con vientos, me encantaría, no podemos ir catorce arriba del escenario, son 14 pasajes, 14 cuartos de hotel… Entonces reemplazo algunas cosas con una pista, pero si la pista salta, están los músicos”, cuenta.

Y dice que “me ha pasado mil veces que entro mal en la canción, tenía dos vueltas de introducción… Y empiezo a cantar y el baterista tiene que apagar la pista y todos siguen tocando, y nadie se da cuenta. Pero si no hay músicos, y falla la pista… no podés cantar, no queda nada”.

Los instrumentos en vivo, dice además, son “el groove, la vida”. Y si bien el mundo “va con las máquinas, eso está volviendo para atrás”, agrega. “Los traperos hacen versiones con orquestas… Creo que eso nunca se va a perder, por más que pase de moda, que las máquinas nos superen, hay algo del músico tocando, sintiendo, la gente viéndolo y sintiendo esa música, que no se va a perder, es para siempre”.

Natalie Pérez

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE