Graduados solidarios: proponen que paguen un arancel
Edición Impresa | 19 de Junio de 2023 | 02:13

Que la Argentina replique el modelo uruguayo y los graduados de la universidad pública con suficientes ingresos paguen un arancel destinado a becar a estudiantes de pocos recursos económicos puede ser una idea tan solidaria como polémica. La propuesta, que aparece en el último informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, que dirige Alieto Guadagni, sostiene además que un sistema semejante permitiría ayudar a 70.000 alumnos universitarios de origen humilde y que si se concentraran esas becas en las carreras científicas y tecnológicas se podría incrementar la graduación en ciencias aplicadas y básicas, tan importantes en el siglo XXI.
El documento, con autoría de Francisco Boero, subdirector del CEA, hace hincapié en el Fondo de Solidaridad Universitaria de Uruguay (FSU), que funciona allí hace casi 30 años con el propósito de financiar un sistema de becas para estudiantes de la Universidad de la República, del Consejo de Educación Técnico Profesional y de la Universidad Tecnológica.
Consultada por EL DIA sobre su posible aplicación en la Argentina, Guillermina Tiramonti, investigadora del área de Educación de Flacso, considera la iniciativa como “una buena política que cambiaría el sistema actual, donde todos -pero especialmente los sectores más bajos- financian la educación superior de los sectores medios y altos”.
En el sistema uruguayo de becas, los contribuyentes son aquellos profesionales egresados de las mencionadas casas de estudios, quienes deben aportar al fondo luego del quinto año de aprobada la última materia y siempre y cuando tengan ingresos mayores al mínimo no imponible.
El aporte al fondo se abona en 12 cuotas mensuales y tiene carácter de anticipo mensual y obligatorio, a pagar de enero a diciembre.
El monto anual a pagar varía de acuerdo a la duración de la carrera cursada por el egresado y a la cantidad de años que pasaron desde su egreso.
Por ejemplo, quienes cursaron una carrera de cuatro o más años deberán pagar anualmente 144 dólares cuando hayan transcurrido 5 a 9 años desde su egreso; y después de los 10 años del egreso deberán pagar 288 dólares anuales.
Quienes hayan cursado una carrera de menos de cuatro años de duración aportarán la mitad, o sea 72 dólares durante el primer quinquenio de aporte y 144 dólares luego de los diez años de egresados.
En conclusión, el anticipo mensual obligatorio será de entre 6 y 24 dólares, dependiendo la carrera cursada y los años transcurridos desde la graduación.
Los egresados uruguayos deben aportar a este fondo durante 25 años. Además, quienes hayan cursado carreras de cinco o más años de duración, deberán hacer una contribución adicional destinada a cubrir gastos de la Universidad de la República referidos a proyectos institucionales, mejoras en la infraestructura edilicia y no edilicia, formación de docentes, publicaciones, etc.
BENEFICIARIOS
El Fondo de Solidaridad Uruguayo, que en la Argentina tiene un símil en Entre Ríos, se basa en el concepto de “solidaridad intergeneracional”. En el caso del país oriental, los beneficiarios son aquellos estudiantes que provienen de hogares sin ingresos suficientes para costear su entrada a la universidad. Una vez inscriptos, el Fondo analiza cuestiones como situación social, económica y patrimonial del hogar del solicitante, la edad y si es beneficiario de otra beca económica (no puede acceder al FSU si ya cuenta con otra ayuda).
El Fondo hace a su vez un seguimiento exhaustivo para la renovación de las becas, con el propósito de verificar el cumplimiento de la escolaridad del estudiante becado y cierta regularidad en el avance de la carrera.
En ese sentido, los becarios deben demostrar la aprobación de al menos el 40 por ciento de la escolaridad anual (es decir, la mitad de créditos o materias cursadas en el año) y tener el 40 por ciento de la escolaridad general (aprobar la mitad de créditos o materias cursadas durante la carrera)
El monto de las becas consiste en unos 288 mensuales durante 8 a 10 meses, con posibilidad de ser renovadas, siempre y cuando se cumplan los requisitos antes mencionados.
Según los datos del Fondo de Solidaridad Uruguayo citados por el CEA, este sistema “ha arrojado resultados muy positivos, ya que el 24 por ciento de los egresados de la Universidad de la República en 2021 fueron becarios en algún momento de su carrera académica. De ese porcentaje, 7 de cada 10 beneficiarios fueron mujeres. En tanto que entre los egresados que fueron becarios el 50% pertenecía al área de Ciencias de la Salud, el 37% a la de Ciencias Sociales y Artísticas, y el 13% al área de Tecnologías y Ciencias de la Naturaleza.
Y en cuanto a los aportantes, las carreras cuyos egresados hicieron más del 55 por ciento de las contribuciones fueron, entre otras, las de Contador, Medicina, Abogado y Escribano. Es decir, las denominadas tradicionales que para ejercer la profesión requieren de matriculación.
SU APLICACIÓN EN EL PAÍS
En la Argentina, donde apenas uno de cada cien jóvenes provenientes del quintil más pobre se gradúa en la universidad, “implantar un sistema de becas como el uruguayo permitiría ayudar a 70.000 estudiantes universitarios de origen humilde”, calcula Boero y aclara: “Pero si mejorara nuestro bajo nivel de graduación y, en consecuencia, aumentaran los contribuyentes futuros, las becas podrían llegar a beneficiar a 100.000 estudiantes”.
El especialista agrega que “si se concentraran esas becas en las carreras científicas y tecnológicas, se podría incrementar la actual escasa graduación anual en ciencias aplicadas y ciencias básicas, carreras que son cada vez más importantes en este siglo XXI caracterizado por rápidas transformaciones tecnológicas, que afectan sensiblemente el mundo laboral”.
Tiramonti suma que aplicar un esquema similar en el sistema universitario argentino “sería una oportunidad para orientar las elecciones a carreras más productivas para los estudiantes y la sociedad. Por último, permitiría hacer un seguimiento de los alumnos becados y mejorar las tasas de titulación”, aunque advierte: “Por supuesto es importante que la distribución de las becas se haga con los criterios establecidos en la reglamentación, ajenos a influencias de amiguismo político”.
Para el subdirector del CEA, replicar el sistema uruguayo en nuestro país “permitiría además mejorar sustancialmente el nivel de inclusión social de nuestra universidad estatal que, a pesar de la gratuidad, aún registra una reducida participación de alumnos de origen humilde”.
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