Hizo el recambio y jugó discreto, por eso no debe despreciar el punto que consiguió
Edición Impresa | 6 de Julio de 2023 | 02:19

Por MARTIN MENDINUETA
Alejado de aquel nivel tan seductor que mostró durante la prolongada recta inicial del ciclo de Eduardo Domínguez, el presente de Estudiantes contempla buenas expectativas con respecto a los futuros compromisos coperos y, también, plena conciencia sobre la eficacia que ha ido perdiendo durante las últimas fechas.
En su paso por Rosario mostró buenas y malas. El indiscutible punto más alto fue Mariano Andújar. Firme, seguro y con buenos reflejos, el experimentado capitán viene ratificando que la exigencia competitiva está bien lejos de expulsarlo del sistema. Ya no escucha críticas ácidas, ni protestas, porque su nivel lo respalda. Fue la figura del partido. Está en un buen momento y le sobra personalidadcomo para seguir siendo indudable referente.
El otro destacado fue Ascacibar. El Rusito jugó un primer tiempo notable siendo efectivo en cada faceta que requería el trámite. Atacó, defendió y patrulló el mediocampo recostado por la derecha.
El charrúa Méndez buscó y peleó por el gol que tanto quiere, pero su lucha no le bastó para aprobar
Las dudas estuvieron atrás. La conformación de la línea de cinco defensores no estuvo como en sus buenos tiempos. Lollo, que cometió el penal por cierta torpeza en el momento de rechazar, no consiguió brindar seguridad. Bajó un escalón la producción de Zaid Romero y por las bandas faltaron buenas resoluciones. Mancuso y Más fallaron a la hora y en la forma de meter el balón adentro del área.
LA CURIOSIDAD, BASTANTE MÁS QUE LA CERTEZA, COMO ATRACTIVO
¿Cómo respondería la línea de cinco defensores sin los extremos que tanto se han destacado? Las ausencias, por diferentes motivos, de Leonardo Godoy y Gastón Benedetti representaban un gran interrogante; mucho más con el ex-titular Emmanuel Más, que con el suplente de buen concepto en que se ha convertido Eros Mancuso.
La eterna obligación del anfitrión, algunos apellidos de interesante actualidad y el griterío de la multitud canalla, que nunca falta, instalaban a un León menos eficaz que en semanas anteriores, en un escenario resbaladizo.
Las dos claras situaciones de gol que generó en el primer tiempo (Zuqui de cabeza y el remate de Carrillo que desvió Broun) fue lo mejor de una formación que se apoyó en el temperamento del Rusito Ascacibar para imponerse en el medio.
Estudiantes tiene pocos suplentes que estén a la par de los habituales titulares. No hay un gran recambio y su director técnico lo advirtió varias fechas atrás. El quiebre fue ante Colón en Santa Fe, cuando eligió mantener a jugadores cansados en lugar de hacer ingresar a los que tenía a su lado en el banco de relevos.
Estudiantes otorgó un claro hándicap al ubicar a Benjamín Rollheiser entre los suplentes. Necesita permanentemente de su desequilibrio y, también, de sus remates desde la media distancia. Cuando ingresó, el equipo se iluminó en ataque y fue sencillo advertir su importancia en la dinámica de las acciones.
Tres empates y una derrota en las últimas cuatro presentaciones en la Liga Profesional marcan plena coincidencia con el diagnóstico que afirma que no está rindiendo como supo hacerlo.
Suele escucharse que “le tomaron la mano, ya lo conocen y dejó de sorprender”. Puede ser que haya algo de eso, pero lo determinante es el bajón que están experimentado varias de sus individualidades.
Si Luciano Lollo ya no se destaca como tiempista en una línea de cinco, es una arista a considerar. En ataque, el único que está confirmado es Mauro Boselli. La discusión se centra en si lo mejor es que se maneje en soledad, o acompañado por Carrillo, o por el uruguayo Méndez o por Matías Godoy.
Ascacibar, de gran primer tiempo, y Andújar fueron los mejores. Faltó una figura en el ataque
Nadie convence ciento por ciento. Esa es la realidad que tiene preocupado al técnico.
El charrúa Méndez está desesperado por volver a gritar un gol. Corre, busca, lucha y se entrega al ciento por ciento, pero su elogiable actitud no le basta para lograr la aprobación popular.
¿Cuál partido pesará más para el cuerpo técnico? ¿Pasado mañana ante Racing o el próximo martes en Guayaquil? ¿Debe mantenerse arriba en la Liga para asegurar ya la clasificación a la Libertadores, o apostar fuerte por avanzar en un cuadro de la Sudamericana donde no parece haber cucos que intimiden?
Todo importa porque las distintas pruebas van encadenando lo anímico. El debate está abierto.
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