Ganar no tiene precio, pero la idea de Madelón genera dudas

Apuesta al ataque directo y a correr sin pausa. El triunfo tapó un rendimiento apenas modesto. El par de gritos de Tarragona fue lo más valioso

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

La insuperable fuerza del resultado ideal permite que Gimnasia deje para mañana el análisis autocrítico de un nivel rendimiento que está lejos de convencer.

Los alaridos de Tarragona fueron vitamina pura para una hinchada que se abriga en el optimismo. Haber ganado ayer, justo antes del clásico, representa exactamente lo que necesitaba para transitar en paz una semana que no hace falta definir para los futboleros de la ciudad.

En la intimidad de Abasto, sin cámaras ni micrófonos preguntones, Leonardo Madelón hará un diagnóstico mucho más certero que el que prefirió para la conferencia de prensa post partido. Probablemente, tome a la victoria como el elemento vital que legitima su idea, pero él sabe mejor que todos que la extraña criatura que tutela está a una larga distancia de jugar bien.

Es cierto que después de lo que se observó ante Huracán, lo de ayer representó un cargamento de oro. Haberse quedado con todo lo que había en juego encierra el mérito superior, el único que, por sí solo, fue capaz de hacerle a pasar a cada hincha un fin de semana con sabor dulce.

El 4-4-2 con Abaldo y Domínguez (delanteros de origen) convertidos en carrileros es el nuevo DNI tripero que todavía no seduce.

Utilitario ciento por ciento y básico en extremo, este Gimnasia maquillado para pelear por la permanencia a gusto de su entrenador, vive en riesgo permanente. Defiende no mucho mejor que en tiempos de Chirola Romero y ataca con el único libreto de la verticalidad. Tres jugados, dos ganados y uno perdido invita a que el incipiente ciclo dispare conclusiones muy variadas.

 

Está muy claro que para el DT Castro y De Blasis hoy sólo pueden sumar oficio en los ratos finales

 

GOL DE CENTRAL, DEPRESIÓN Y VOLEA DE TARRAGONA PARA SENTIRSE VIVO

Gimnasia fue en el primer tiempo el mismo de siempre, el que defiende con muchos problemas y el que ataca a través de un libreto único. Jugando así, bastante bien en el cuarto de hora inicial y decayendo mucho luego del gol de Cervera, la extraña criatura tutelada por Madelón se fue al descanso con el premio/alivio de un empate que los hinchas celebraron apoyándose mucho más en el optimismo que en la realidad.

En forma inexplicable, el técnico sale a jugar sin tener a nadie que sea idóneo en la esencial tarea de llevar la pelota y propiciar sociedades para progresar en la ofensiva. Con esa identidad táctica, que a pocos convence, intenta hacerse temible con las corridas de Matías Abaldo y de Benjamín Domínguez.

Central, que reservó a Quintana y algo de ambición para la próxima fecha ante Newell’s, era una invitación para buscar el triunfo, único resultado que le cambiaba la coyuntura a todo el pueblo tripero.

EL PENAL TERMINÓ SIENDO LA MEJOR NOTICIA QUE IBA A RECIBIR

Cuando el árbitro Nicolás Ramírez indicó que había visto penal para Gimnasia, todos los mens sana sintieron, por primera vez con convicción, que estaban encaminados hacia el imprescindible objetivo.

Tarragona facturó con buena ejecución y luego empezó un tiempo de aguante matizado por algunos picos de estrés.

El retroceso y la decisión de entregarle la pelota al rival para enfocarse casi por completo en la tarea de defender hizo que las plegarias se multiplicaran en cada sector del estadio.

Apoyado en la manifiesta fe de su director técnico, todo Gimnasia sabe que transita un tiempo complicado, donde la pretensión por contemplar algún brillo encuentra baja probabilidad. Por decisión de su entrenador juega apostando fuerte por ataques directos y a tirar la pelota hacia adelante; cuanto más lejos de su arco, mejor.

Una vez más, quedó claro que para el DT el Pata Castro y Pablo De Blasis son variantes para el tramo final del partido. La realidad indica que no están siendo considerados para ejecutar la partitura inicial.

Rumbo al examen más esperado del torneo la coyuntura invita a pensar que no habrá importantes modificaciones (de nombres ni de planteo estratégico) que retoquen drásticamente la estructura ya adoptada.

El Lobo de Madelón quedó protegido por el triunfo. Sólo por eso los murmullos que generó su andar no elevarán el tono.

Gimnasia

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