Madelón quedó en el ojo del huracán
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2024 | 02:51

No son horas fáciles en Gimnasia. La derrota ante Instituto caló hondo porque no tuvo excusas. Superado en todo momento por el rival, el Tripero pareció un equipo perdido en la cancha, deambulando detrás de la pelota que siempre era posesión del rival. En otro contexto, un partido de fin de ciclo. En esta realidad, un partido que puso a Leonardo Madelón contra las cuerdas, con una guardia que deberá estar alta para resistir las embestidas si el resultado del miércoles próximo en el “Diego Armando Maradona” de La Paternal no es positivo.
Viejo conocedor del fútbol, Leonardo Madelón entiende perfectamente las reglas del juego. Se sabe cuestionado por muchos hinchas. Por eso, después del clásico hizo referencia al mote de “defensivo”. Y sabe también que si los resultados no aparecen, las que aparecerán son las miradas de costado de quienes hoy respaldan el ciclo: los dirigentes.
“Nos mantuvimos en primera división y tenemos todo el derecho a seguir creciendo en un proceso de crecimiento. Él hincha que me escucha no estará de acuerdo. Yo tampoco estoy de acuerdo con lo que vi. No me gusta”, dijo el DT luego de la derrota ante la Gloria. Además, destacó que está “muy bien con el grupo” y dijo que todos se sienten “en deuda y las deudas se pagan rápido”. Pareció el discurso de un entrenador que espera respaldo, desde arriba (dirigentes) y desde abajo (jugadores).
Al margen de los resultados, la “era Madelón” presenta un enorme déficit de rendimientos en el Bosque, con 4 victorias, 1 empate y 4 derrotas. En la pasada Copa de la Liga, derrotó a Vélez, Rosario Central y Argentinos Juniors (luego de estar en desventaja en los tres encuentros) y dos derrotas, contra River y Atlético Tucumán. Y en este torneo perdió dos (Independiente Rivadavia e Instituto), empató el clásico y le ganó a Huracán, otra vez dando vuelta el marcador.
“Tenemos todo el derecho a seguir creciendo”, dijo Madelón. Sonó a pedido de respaldo
Una lectura simplista es que “la presión del Bosque conspira contra el equipo”. Nada de eso sucedió el jueves ante los cordobeses. Gimnasia jugó un mal partido casi de punta a punta, salvo ese lapso del complemento en que gracias al empuje alcanzó el empate que se esfumó como arena entre los dedos por el notorio desorden del equipo. Raro en un equipo de Madelón que hace del orden una bandera y del cero en el arco propio casi una religión.
En los números globales del ciclo, con Madelón como entrenador Gimnasia ganó 9 partidos, empató 4 y perdió 8. Sobre 21 encuentros disputados, cosechó el 49,21% de los puntos. Sin embargo, el problema de Gimnasia no es numérico, es futbolístico. Preso de sus contradicciones, es un equipo que no pone en cancha jugadores acorde a la idea del entrenador, con jugadores ofensivos que deben desdoblar sus funciones. Y en los últimos dos partidos, con un volante de marca más para liberar a Pablo De Blasis, el equipo no ganó en seguridad defensiva y el 10 parece haber perdido protagonismo. Entre las paradojas triperas, fueron muchos los hinchas que reclaman al entrenador que sea más ofensivo, pero a la vez impulsaron el doble 5 uruguayo que no aportó soluciones.
Lo que está en el debe es el “proceso de crecimiento” del que habló Madelón en la noche del jueves. El equipo no ha logrado mostrar más que ráfagas de presión o transiciones rápidas. Y si bien no está formateado para tener la pelota, le falta juego. Aunque, por encima de todo, el ciclo estará (como siempre y como nunca) atado a los resultados.
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